Tiritando de frío, con la ropa mojada, los pies llenos de pantano y una escoba en su mano, Luz Niyaret Otálvaro, trataba de sacar el lodo que la creciente de la quebrada La Madera dejó ayer en el primer piso de su casa, en el barrio Santander, de Medellín, límites con Bello.
La mujer, de unos 25 años, miraba desconsolada como un agua lodosa dejó casi que inservibles el televisor, la nevera, el mobiliario, los utensilios de la cocina y la ropa.
Sin embargo, guardaba la esperanza de que por lo menos los muebles, una vez lavados y secados, pudieran seguir sirviendo.
Luz Niyaret relató que a las 3:30 p.m. de ayer estaba en el primer piso de su casa de dos plantas, con su tía, cuando en medio de un aguacero, todos los enseres empezaron a flotar, porque un arroyo penetró por la puerta y les impidió salir.
"Nos subimos para el segundo piso para ponernos a salvo, porque el agua subió más de metro y medio", dijo.
Al frente, su vecina, Cristina Londoño vivía el mismo drama. La Madera la dejó sólo con lo que llevaba puesto. "Hace 39 años que vivo aquí y es la primera vez que tenemos una emergencia de esta magnitud. Estaba trabajando en una casa de familia cuando mi hijo de 19 años, el único que estaba en la vivienda, me dijo que me viniera porque todo había quedado en medio del lodo", indicó con sus ojos humedecidos por la tristeza. En este sector del extremo norte de Medellín, los residentes de otras 25 casas vivieron la misma situación que Luz Niyaret y Cristina. Sus pertenencias quedaron en medio del lodo.
En la ribera norte de la quebrada, ya en el municipio de Bello, sector La Playita, del barrio la Maruchenga, otras tres casas también resultaron afectadas por la creciente de este afluente. Allí, Albeiro Ríos, presidente de la acción comunal de la Maruchenga, se quejaba porque el Municipio hizo un muro de contención, pero no tan alto como ellos lo pidieron, porque La Madera, más arriba, recibe la quebrada La Montañita y cuando llueve acumulan mucha agua y por eso se desbordan.
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