El 52 % de las personas encuestadas en la última medición de Gallup Colombia, publicada ayer en este diario, piensa que las cosas están empeorando. Hace cuatro meses, sin embargo, era el 82 % de los consultados los que tenían una visión marcadamente pesimista del rumbo del país.
Entrando a los sectores específicos, se preguntó por 19 de ellos, y únicamente cuatro obtienen nota favorable: las relaciones internacionales, la construcción de vivienda popular (el programa mejor valorado por los encuestados), la calidad y cubrimiento de los servicios públicos, y, por paradójico que pueda ser en un país de tan pobre infraestructura, la calidad y cubrimiento de las carreteras.
En las otras quince, los encuestados rajan las ejecutorias del Gobierno y, particularmente en seis de ellas, el índice de desaprobación es tan alto (superior al 60 %) que cualquier gobernante tendría que sentarse a ajustar sus ejecutorias -o a comenzar a trabajarlas- con urgencia: la corrupción (81 %); la guerrilla (62 %); el costo de vida (71 %); la inseguridad (79 %); y la calidad y cubrimiento de la salud (78 %).
Pareciera contradictorio que en aquellas donde la percepción negativa es tan grande, dos hagan referencia al orden público (inseguridad y guerrilla) y a la vez el apoyo a los diálogos en La Habana como mejor opción para terminar el conflicto armado interno haya subido notablemente. 62 de cada cien consultados apoyan persistir en los diálogos, mientras el 32 % prefiere la vía militar.
Y más contradictorio aún, si tenemos que el 72 % de los encuestados considera que el Ejército está en capacidad de derrotar militarmente a la guerrilla. Fuerzas Armadas que, a propósito, siguen siendo la institución más valorada y con mayor prestigio: el 80 % de los colombianos las tenemos en alta estima.
Sin embargo, esa contradicción puede ser aparente y no forzosamente irresoluble. Si bien mucha gente cree que hay capacidad militar para derrotar a la guerrilla, prefiere no obstante la vía del diálogo en vez de la fuerza. Y de ahí que los avances en el proceso de La Habana tengan que ser concretos y confiables, pues todavía el 54 % de la gente desconfía de que se llegue finalmente a un acuerdo. Las partes, pero más que cualquiera, la propia guerrilla, deben ser conscientes de la necesidad de apuntalar el apoyo ciudadano al proceso. No hay que olvidar ni por un instante que, en caso de llegar a un acuerdo final, será la ciudadanía la que refrende ese acuerdo mediante el voto. Ciudadanía que, hay que subrayarlo, en su abrumadora mayoría (78 %) no está dispuesta a aprobar que los guerrilleros pasen a participar libremente en política sin haber pagado cárcel.
En lo que hace referencia a la lectura política de la encuesta, también hay paradojas: el presidente Juan Manuel Santos sigue teniendo una imagen negativa superior a la positiva, pero nadie puede decretarle de buenas a primeras que esté perdido en sus pretensiones electorales. De hecho ha ganado terreno, y los candidatos de la oposición no sólo no suben en favorabilidad, sino que caen.
La emocionalidad y su papel relevante en las preferencias por ciertos personajes de la vida pública queda más patente que nunca en el repunte del alcalde Petro, cuya sanción y posterior estrategia discursiva le reportan valiosos puntos. ¿A falta de gobierno y capacidad ejecutiva, buenas son sanciones para ganar respeto ciudadano? Sería penoso.
LA GENTE QUIERE UNA PAZ REALISTA, NO POR ESO SON ENEMIGOS DEL PROCESO
Por DARÍO ACEVEDO CARMONA
Doctor en Historia, analista político, director de Ventana Abierta.
Hay efectivamente un leve cambio de tendencia, por el hecho de que han desaparecido del panorama las amenazas de grandes conflictos sociales como los que se presentaron hace pocos meses (movimientos campesinos y del agro), cuando la imagen del Presidente cayó dramáticamente. Un segundo factor para que la imagen del Gobierno mejore se debe a que entraron en campaña ya propiamente dicha, y están aceitando la maquinaria, como se ve en las denuncias que acaba de hacer un hombre cercano al expresidente Uribe. Y un tercer factor es la estrategia en relaciones internacionales, como la visita a Obama, que genera buen impacto entre la población.
Por otra parte, la gente sigue mirando con expectativa el proceso en La Habana, tiene mucha fuerza el ideal de la paz en cuanto es una necesidad muy sentida, de eso nadie tiene duda. Todos queremos que se puedan resolver los conflictos en paz. Sin embargo, la encuesta sigue reflejando que una mayoría de personas creen que el proceso no llegará a buen final, y eso tiene que ver con que la guerrilla sigue militarmente activa, hay noticias de violación de la tregua y eso es preocupante. Y es muy claro que la gente quiere una paz realista, y asumir esa posición no los ubica como enemigos de la paz.