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El mundo también recordó los ataques en Estados Unidos

11 de septiembre de 2011
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Una década después de los ataques del 11 de septiembre, el día que cambió tantas cosas para tanta gente, los dirigentes mundiales y personas de todas las condiciones hicieron un alto el domingo para reflexionar. Sin embargo, también hubo aquellos - entre ellos un ex primer ministro de Malasia - que repitieron el manido argumento que el propio gobierno estadounidense quien orquestó los ataques.

De Australia a España, las ceremonias oficiales rindieron honores a casi 3.000 víctimas de más de 90 países. Y, como aviso de que la amenaza sigue vigente, la policía sueca dijo que detuvo este domingo a cuatro personas bajo sospecha de preparar un atentado terrorista, al mismo tiempo que las autoridades en Washington y Nueva York reforzaron las medidas de seguridad en respuesta a confidenciales policiales de que era posible un ataque con un vehículo cargado de explosivos.

Los ataques del 11 de septiembre dieron pies en todo el mundo legión de teorías conspiradoras, especialmente entre los islamitas que ven en la tragedia la mano oculta de Israel o la de Estados Unidos.

Para algunas personas, el dolor nunca cesa. En Malasia, Pathmawathy Navaratnam se levantó este domingo en su casa suburbana de Kuala Lumpur e hizo lo mismo que ha hecho en la última década: dar los "buenos días" a su hijo Vijayashanker Paramsothy.

El analista financiero de 23 años murió en el ataque de Nueva York.

"Es mi tesoro. Vivió su vida con plena intensidad, pero no puedo aceptar que no se encuentra ya aquí", dijo Navaratnam. "Yo sigo viva, pero por dentro estoy muerta".

En Manila, decenas de antiguos residentes de viviendas precarias ofrecieron plegarias, rosas y globos en honor de otra víctima, la ciudadana estadounidense Marie Rose Abad. El barrio fue otrora sombrío y ruinoso, apestando a basura. Sin embargo, en el 2004, el esposo de Abad, el filipino-estadounidense Rudy, construyó 50 viviendas de vivos colores, cumpliendo el deseo de su difunta esposa de ayudar a los empobrecidos filipinos. Desde entonces la aldea lleva su nombre.

El ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, detractor vitriólico de Occidente, escribió en su blog que los musulmanes árabes son incapaces de "planear y ejecutar" dichos ataques. Agregó que "no es impensable" que el expresidente George W. Bush hubiese mentido sobre quién fue responsable del 9/11.

Según el exfuncionario, las torres del Centro de Comercio Mundial "se desplomaron convenientemente sobre ellas mismas", en algo más parecido a una "demolición planeada de los edificios" que su colapso.

En Pakistán, los partidarios de un partido político islamita realizaron protestas antiestadounidense con motivo del aniversario, portando carteles con las teorías conspiradoras. Esas algaradas, de unos 100 concurrentes, tuvieron lugar en la capital, Islamabad, y en la ciudad de Multán.

Sin embargo, esos acontecimientos y comentarios apenas atrajeron la atención en un día dedicado al luto y el dolor que traen los recuerdos.

En Japón, muchas familias se congregaron en Tokio para rendir tributo a los 23 empleados del Fuji Bank que no lograron escapar de su oficina en el Centro Mundial de Comercio. Una docena de las víctimas eran japonesas.

Uno a uno, los familiares depositaron flores ante una urna de cristal que contenía una pequeña sección de acero recuperada de la zona cero. Se inclinaron respetuosamente y algunos tomaron fotos mientras otros guardaron silencio. No hubo lágrima, solamente pensamientos recónditos.

En Londres tuvo lugar una ceremonia en Grosvenor Chapel. Courtney Cowart, que casi fue sepultada viva al desplomarse la torre norte del Centro Mundial de Comercio, describió el miedo que pasó cinco días después cuando regresó al lugar para participar en un servicio religioso.

"Al entrar en el corazón de la oscuridad quedé aterrada. Estábamos empequeñecidos por la inmensidad de los escombros que nos rodeaban. Era un paisaje desprovisto de todo color", contó la víctima.

Además, unas pocas decenas de manifestantes se congregaron ante la embajada estadounidense y quemaron una reproducción de la banderas de las barras y estrellas durante el minuto de silencio realizado con motivo del aniversario. Cerca, y reducido grupo de musulmanes realizó una contramanifestación.

En Italia, el papa Benedicto XVI ofició una misa al aire libre en Ancona, donde pidió al mundo que resista "la tentación hacia el odio" y en lugar de ello trabaje en pos de la solidaridad, justicia y paz.

En París, donde fueron planeadas varias ceremonias, una asociación de "amigos" franceses de Estados Unidos iba a descubrir una réplica temporal de nueve plantas, hecha a escala, de las Torres de Comercio Mundial con los nombres de las víctimas.

Unas 150 personas, algunas de ellas con banderas estadounidenses, se concentraron en Madrid para plantar 10 robles americanos en el parque Juan Carlos I, en una ceremonia presidida por el príncipe Felipe, heredero de la corona, y su esposa la princesa Letizia, junto con otros dignatarios.

Y en Roma, las autoridades iluminaron el Coliseo como muestra de solidaridad, junto con ceremonias especiales en la catedral Notre Dame de París y la catedral de San Pablo en Londres.

Mientras tanto, las autoridades en Nueva York y Washington redoblaron las medidas de seguridad para el servicio del 11 de septiembre tras ser alertados los servicios de espionaje que tres miembros de al-Qaeda podría detonar un vehículo cargado de explosivos en una de esas dos ciudades. Las autoridades no tienen prueba alguna de que los terroristas se hayan infiltrado en Estados Unidos.

El Talibán observó el aniversario con la promesa de continuar combatiendo a las fuerzas estadounidenses en Afganistán e insistir que no tuvieron participación alguna en los ataques del 11 de septiembre.

"Cada año, el 11 de septiembre nos recuerda a los afganos un acontecimiento en el que no tuvieron cometido alguno", indicó correo electrónico enviado a los medios de comunicación. "El colonialismo estadounidense derramó la sangre de decenas de miles de míseros e inocentes afganos".

Horas después, un talibán hizo estallar la carga explosiva que transportaba en un camión a la entrada de una instalación de la Otan en el oeste de Afganistán, matando a dos civiles e hiriendo a 77 soldados estadounidenses, aunque ninguno de ellos de importancia, dijo la alianza atlántica.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, en la reunión dominical de su gabinete, dijo que los terroristas islamitas siguen amenazando a Israel y pidió a las democracias que "actúen juntas contra esta plaga".

"Está claro que estas amenazas serían incomparablemente mayores si las fuerzas radicales islámicas o regímenes adquieren el arma postrera - armas de destrucción masiva - y entonces los terroristas permanecerán juntos y serán capaces de actuar bajo la sombrilla nuclear de un régimen extremista, o incluso con los instrumentos de destrucción masiva que le den", insistió Netanyahu.

Posteriormente, en un acto conmemorativo, el premier reiteró su ruego a la comunidad internacional para que impida que Irán adquiera armas nucleares.

"La posibilidad de que las armas más peligrosas del mundo caigan en manos de los regímenes más peligrosos del mundo es demasiado real", aseguró.

Estados Unidos y sus aliados invadieron Afganistán el 7 de octubre del 2001 después que el Talibán - que gobernaba el país - se negara a entregar al cerebro del 11 de septiembre, Osama bin Laden. El líder de al-Qaeda vivía en aquel entonces en Afganistán, donde la banda entrenaba a sus combatientes y planeaba ataques contra Estados Unidos y otros países. Bin Laden fue muerto hace 4 meses en su escondite de Pakistán por comandos de la armada estadounidense.

"Ahora que Osama bin Laden está muerto, el alma de mi hermano finalmente descansará en paz", dijo Yambem Laba, cuyo hermano menor Jupiter Yambem fue una de las víctimas.

Jupiter, de la India, era gerente del restaurante "Windows on the World" en el Centro de Comercio Mundial.

Unos 100 familiares y allegados se reunieron en su aldea natal del estado norteño de Manipur para rezar este domingo.

"Osama está muerto, pero la amenaza de al-Qaeda no ha desaparecido", indicó Laba.

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