Gracias a la gestión que hizo su hermano Aquivaldo Mosquera, Wílder pudo renovar sus conocimientos, conocer nuevos secretos del arco y aprender del portero Guillermo Ochoa en el América de México.
Ese premio que recibió de parte de su familiar fue determinante para que Mosquera se convirtiera en un cancerbero con mercado en el Torneo Postobón, ya que el ascenso conseguido con Centauros en 2002 lo trajo con sobrados méritos al Deportivo Rionegro, en el que tiene mucho que ver con la clasificación para la semifinal que se viene.
"Llevo 12 años en el fútbol y siempre he sido guardameta. Entre mis objetivos aparecen ser finalista con los Leones del Oriente y llegar a la Primera A para consolidarme, ya que hace rato hago fila".
El morocho de 27 años de edad, que se crió con su madre en Villavicencio, admite que llevar la sangre del "exitoso y calidoso" Aquivaldo (creció al lado de su padre en Medellín) es un orgullo, pero no aprovecha esa situación para sacar ventaja, porque "cada quien hace su propio camino".
Jocosamente dice que "si me sirviera de mucho ser hermano de ese gran defensor antioqueño, ya estaría jugando en el América azteca o me hubiera probado en España".
La claridad que tiene para ganarse todo con su trabajo es la que lo tiene como uno de los porteros menos vulnerados de la Primera B en 2012 (es la cuarta valla menos vencida con apenas 18 tantos recibidos en 16 partidos), que entre hoy y mañana puede definir los últimos clasificados.
Por fortuna a Wílder sólo le tocará esperar que terminen las dos jornadas finales, porque el haber hecho las cosas bien desde el comienzo les dio a él y al Rionegro el privilegio de "escoger" rival para la semifinal.
Pico y Placa Medellín
viernes
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