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No es gratuito lo que pasa en el proyecto hidroeléctrico del Quimbo. Otra vez se mueven los intereses políticos de quienes no quieren el desarrollo del país. No les conviene que Colombia progrese en nombre de la democracia. Prefieren la pobreza del país y de los colombianos para poder pescar en río revuelto, como lo que está pasando en el departamento del Cauca.
La desinformación y el engaño son la base fundamental para mover a los campesinos para que se opongan a los proyectos que generan riqueza para Colombia. La hidroeléctrica del Quimbo va por el mismo camino de Porce IV.
Ya mueven a los campesinos desconocedores de lo que significa una hidroeléctrica para el país, para la región y para ellos mismos y los manejan como carne de cañón para que se opongan, por las buenas o por las malas, a cualquier proyecto de desarrollo que se plantee.
Hacen manifestaciones de descontento por el desvío de las aguas del Magdalena en 500 metros porque, según ellos y los desorientadores políticos y subversivos, se quedarán sin elemento tan importante como es el agua. Engaño grande. Se trata de un desvío temporal mientras se construye la presa. Luego tendrán toda el agua que quieran, más limpia porque se habrán depositado en el fondo del embalse las partículas de tierra y lodo que transportan las aguas. Tendrán un elemento, como es el agua represada, que les proporcionará transporte fácil y eficiente, pesca y turismo, como ocurre en municipios que quedan a la orilla de los embalses.
Quisiera que los dirigentes de la región, opositores al proyecto del Quimbo, visitaran Guatapé en Antioquia para que se den cuenta de un pueblo que vivía en la pobreza y el aislamiento y cómo ha llegado a ser el pueblo turístico por excelencia en este departamento. Pesca, deportes náuticos, competencias náuticas internacionales, flujo de turistas, etc. Es lo que tiene ahora Guatapé, gracias a la presa que se construyó con la oposición de muchos.
Que no les pase lo que ocurrió con Porce IV, donde se suspendió la construcción de la central por el abuso de quienes se querían enriquecer con las indemnizaciones y quienes querían explotar políticamente quienes querían frenar el desarrollo de una región para, dentro de la pobreza de los campesinos, conseguir el descontento como caldo de cultivo para una protesta o revuelta.
Con esa invasión, patrocinada por los grupos violentos, se duplica el costo de la obra, lo que la hace inviable. Se quedó la región sin las regalías a las que tendría derecho y sin las posibilidades de desarrollo y progreso.
Allá están unos invasores sin recursos, sin tierras cultivables, sin posibilidades de futuro gracias a quienes los incitaron a invadir para beneficio de una política anticolombiana.
Supongo que la Creg estará preparando una resolución sancionatoria por si los constructores del proyecto del Quimbo no cumplen con los tiempos, a pesar de los motivos de fuerza mayor.