Las quejas de los usuarios del transporte masivo parecen no tener fin. La percepción de los colombianos al calificar los buses y busetas en sus ciudades está siendo escrita en tinta roja.
Así lo mostró recientemente la Red Cómo Vamos, al hablar de un nivel de insatisfacción nacional del 71 por ciento, en el que no se evalúo el Sistema de Transporte Masivo de Medellín.
Los indicadores de insatisfacción se dan por problemas como la ausencia de pasajeros en Megabús, de Pereira; la falta de troncales de Metrolínea en Bucaramanga; la falta de buses articulados en Transmilenio, de Bogotá; el paralelismo entre las diferentes rutas de buses en el MIO, de Cali; sumado a las dificultades por los extensos tiempos de espera y la falta de seguridad en las estaciones.
En cuanto a pasajeros, el Metrolínea aumentó en un 145%, comparado con septiembre de 2011. Megabus, por el contrario, reportó un saldo en rojo de -11 por ciento. Y los sistemas de Bogotá, Cali y Barranquilla reportaron incrementos.
Lo cierto es que a pesar de que las quejas no son nuevas, las anomalías siguen y el creciente inconformismo de la ciudadanía ha generado un sin fin de procedimientos legales, que al final apenas arroja sanciones de poco monto, si se ponen en la balanza con las ganancias de los distintos sistemas.
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