Cuando Juan Sebastián Morant Pedroza recuerda el día en que ganó una beca por ser finalista en las Olimpiadas del Conocimiento, su voz alcanza de la nada un todo de alegría.
Fue en la primera edición del concurso, en 2005. "De no haber ganado, hubiera sido muy difícil pagar la universidad", dice.
Ahora tiene 21 años y trabaja independiente, sumado a que labora medio tiempo como investigador en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), donde se graduó de Ingeniería Electrónica.
El ahora ingeniero, que presentó el primer examen de las Olimpiadas cuando tenía 16 años, con más desconfianza que con expectativa, reconoce que ahora está estudiando gracias la beca que le otorgó la Alcaldía de Medellín.
"Por haber sido las primeras Olimpiadas fue algo muy extraño, pero interesante. Nunca creí que iba a ganar, pero cuando llegué a la final, fue un sueño hecho realidad, desde ahí mi vida se partió en dos".
En este momento está aplicando a una maestría en Sistemas Embebidos. Está pendiente de las convocatorias de Enlaza Mundos de la Alcaldía y EPM, y de los programas que tiene Colfuturo.
Otro ingeniero
En 2005 participaron 700 estudiantes en las Olimpiadas, y para 2007 el número se había multiplicado.
Fue ese año cuando participó Daniel Hincapié Baena, para el momento estudiante en la UPB.
"Eran cuatro fases, y al principio las expectativas eran pocas, porque éramos muchos, como 30.000, pero en la segunda ronda éramos 2.000, ahí sí me motivé".
Una de las actividades que más disfrutó Daniel fue la capacitación que hizo la Secretaría de Educación en matemáticas y lenguaje, "porque ahí conocí mucha gente y los ambientes universitarios, aprendí mucho. Un momento muy bonito".
El asunto es que Daniel también fue finalista y ya con la beca en el bolsillo decidió seguir estudiando en UPB Ingeniería Mecánica. En este momento está en vacaciones, pero finalizando julio empezará el octavo semestre, y aún conserva la beca, porque "cuando uno es disciplinado, las cosas se logran".
Pasión por los sistemas
Apenas está en primer semestre. Como se dice comúnmente, "está recién desempacadito del colegio", pero desde ya, sabe que la beca que ganó con tanto esfuerzo en las Olimpiadas del Conocimiento, se debe mantener.
Para Santiago Zubieta Ortiz, toda la experiencia en el concurso, fue algo que no se esperaba, de eso recuerda que las primeras pruebas eran muy largas y tensionantes, "yo siempre terminaba de último los exámenes, pero lo hacía a conciencia, por eso hoy estoy disfrutando de la beca".
Y como Santiago siempre fue bueno para las matemáticas, decidió que lo suyo era la Ingeniería de Sistemas en Eafit. "La carrera es muy bacana, más de lo que me esperaba, y pues el promedio va muy bien, por eso voy a mantener la beca".
Las historias que recogen las Olimpiadas del Conocimiento son muchas, quizá se podría escribir un libro con ellas, mientras tanto, el premio, que es una política pública, por lo que perdura en el tiempo, seguirá dando oportunidades a quienes ven en la educación el cambio de la sociedad.
Pico y Placa Medellín
viernes
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