"El espíritu de un hombre se adivina por su forma de llevar el bastón o de anudarse la corbata, que además es la única prenda que abriga la individualidad". L'Art De Se Mettre La Cravatte", Honoré de Balzac , 1827.
En los últimos años ha intentado establecerse por parte de los desaliñados políticos que se creen cercanos al pueblo por no usarla, que la corbata ya no es un distintivo de elegancia, y por aquellos que no saben escoger el cuello de las camisas, que es el momento de liberarse de esta prenda tirana y asfixiante.
Pero la guerra contra la corbata no es nueva, como lo señala Zoé Robledo , y extrañamente siempre son sus contradictores los comunistas, populistas, mamertos o los ahora llamados "progres".
En la Revolución Francesa fue proscrita por ser un "símbolo de ostentación burguesa".
La china de Mao, que pretendía anular la identidad del individuo y promover la homogenización, impuso el uso de esas horribles y monocromáticas chaquetas que igualaban a los chinos que parecían haber sido engendrados en serie por una máquina, y el movimiento de los "Descamisados" solo podría ser el invento de un nefasto populista como Juan Domingo Perón.
Los que defendemos y disfrutamos el uso conveniente y sin fundamentalismos de la corbata, pues no solo de corbata se está bien vestido ni existe una corbata para todo momento, sino momentos para usar corbata, apreciamos el valor de la única prenda masculina que las mujeres envidian en silencio.
No existe en la utilería femenina un accesorio más sencillo, versátil y poderosamente diferenciador que la corbata masculina. La corbata es tal vez el único recurso que tiene la vestimenta del hombre para manifestar las posibilidades, habitualmente reprimidas, de distinción y hasta un toque de fantasía y atracción, propias de las prendas femeninas.
Una corbata adecuada y puesta como debe ser, sin el vulgar desparpajo del botón superior desabrochado, abrazada por un cuello de dimensiones correctas y bien planchado, es capaz de poner en segundo plano, así sea temporalmente, incluso una feúra tan concentrada como la mía, así las mujeres digan que ellas miran inicialmente otras partes del vestuario masculino, supuestamente los zapatos, aunque en confianza confesarán que no es tan al sur a donde apuntan.
Algunos sicólogos llegan a adjudicarle a la corbata características de sexualidad como símbolo fálico, pero no esperen que por conseguir corbatas largas se produzcan efectos paralelos en zonas aledañas.
Para algunos el uso de la corbata es un símbolo de rigidez mental y falta de ajuste al paso de los tiempos, pero por el contrario puede ser la forma refinada de combatir la monotonía y de manifestar características del temperamento. El sociólogo Acer Diecs propone que la corbata refleja el tipo de personalidad del que la usa.
Pero no solo la corbata es el medio para satisfacer deseos propios. La corbata es una forma de respeto para los demás. Es la forma de celebrar el privilegio de estar con otros y manifestar que su presencia merece festejarse con un objeto símbolo de elegancia.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6