El auditorio del Parque Explora era un hormiguero de investigadores. Unos curtidos en el oficio, otros apenas en formación. A estos últimos les habló Manuel Elkin Patarroyo para decirles que la ciencia sí es el camino y que lograr resultados es posible.
Su charla, titulada Cómo se hace un científico , fue un compendio de experiencias y del camino recorrido por este tolimense hasta llegar adónde está hoy: a la cabeza de una investigación que logró crear una vacuna 95 por ciento eficaz contra la malaria, una enfermedad que mata a tres millones de personas cada año.
Se trata de Colfavac (Colombian Falciparum Vaccine), con la que se reemplazó la SPF66, presentada en 1980 como la primera vacuna sintética contra la malaria y que reporto una eficacia inferior al 50 por ciento.
"La retiramos y seguimos estudiando. La gente pensó que Patarroyo se había quemado, pero estábamos investigando y ahora podemos presentar una vacuna con 95 por ciento de eficacia", señaló el científico.
¿Pensó en tirar la toalla?
"Jamás, ese término no está en mi diccionario".
Usted pudo estudiar y trabajar con ganadores del premio Nobel. ¿Es posible eso ahora?
"Claro que sí, pero hay que tener un compromiso total, porque si no nos desacreditamos todos. Hay que dar la estatura, la talla. El talento está, de sobra".
¿La comunidad científica es envidiosa?
"A mí eso no me preocupa. Independiente de todas las cosas mire lo lejos que hemos llegado. Mi padre me dijo desde pequeño una cosa: "Hijo, no es que tu seas mejor, sino que el envidioso se considera inferior".
Sobre la vacuna
¿Cuál es el presupuesto?
"Déjeme le cuento. No tenemos el paraguas de tener financiado nuestro salario por una universidad. Tampoco las instalaciones son de nosotros, las cuentas tampoco las cubre otra institución. Así que tenemos que levantar para el agua, la luz, los salarios, la investigación... el monto total son 6.700 millones de pesos al año. Que son como dos millones de dólares".
¿Los recursos son de Colombia?
"Nos financia la Agencia Española de Cooperación Internacional, por los Votantes de la Caja de Ahorros de Navarra y por la Universidad del Rosario, que paga la nómina".
¿Los nuevos logros presentados señalan que las vacunas sintéticas son el futuro?
"Sin duda".
¿Qué sigue entonces, porque parece que usted fuera en retirada?
"Para nada, mi hijo (Manuel Alfonso Patarroyo, quien participó activamente en la consecución de los actuales resultados) tiene que continuar con otros, como la del plasmodium vivax, que es la otra forma de la malaria. Con la de tuberculosis, que es otro gran problema de salud pública. Estamos trabajando en cáncer de útero, pero como método diagnóstico, no como vacuna".
¿La vacuna podría generar resistencia?
"No creo. No descartamos esa posibilidad, pero si llegara a suceder, sería muy remota".
¿El estudio en humanos, cuándo empezaría?
"Sería para finales del año entrante. Tenemos que terminar de estudiar la larva, comenzar los proyectos y programas, pero a mí no me corre ya prisa, porque llevamos 16 años centrados en es to".
Pero hay urgencia en la salud pública.
"Sí, para nosotros es un problema estresante, pero queremos que las cosas salgan bien del todo".
¿Cómo se entregará la vacuna?
"Eso ya está definido con un grupo de amigos. Son extremadamente ricos, pero que quieren mantenerse en el anonimato. La idea es que llegue gratis a todo el mundo. Hemos trabajado en pos de eso. No nos interesa enriquecernos, ya somos riquísimos en el cariño y en el reconocimiento".
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