Borrar con el codo lo que se escribió con la mano: eso es lo que sucederá con el Lago Cocibolca en asuntos ambientales.
Una de las posibles rutas sería a través del lago Cocibolca, el mayor de Centroamérica, que tiene en su interior más de 400 islotes.
Una de esas islas es Ometepe o doble montaña declarada como Reserva de Biosfera por la Unesco, siendo la tercera en territorio nica, junto a la de Bosawás e Indio Maíz en el río San Juan. Es una montaña de origen volcánico.
El lago es la mayor reserva de agua dulce y alberga especies únicas de tiburones y de peces sierra.
Varios de los posibles trazados cruzan el lago, lo que amenazaría los recursos ícticos y afectaría la reserva de Ometepe, de la cual, al declararla como tal, la Unesco indicó que "cuenta con una población de unos 30.000 habitantes y posee abundantes vestigios arqueológicos precolombinos –petroglifos, estatuas y cerámicas– que atestiguan la antigüedad de los asentamientos humanos en su suelo", todo lo cual estaría en potencial peligro por el cruce de barcos de gran calado.
No solo está el daño que podría producirse en el lago, sino que Nicaragua tiene varias playas como las de Flor y Chacocente en las que dos veces al año anidan cinco especies de tortugas, entre ellas la paslama y tora, especies muy frágiles. Ambas están en peligro según la convención Cites.
Las condiciones del mar y en las costas se alterarían no solo por la presencia de barcos sino por la descarga de desechos y el reguero de aceites en los puertos sobre el Caribe y el Pacífico, siendo incierta la incidencia sobre la fauna y flora.
Los arrecifes coralinos que abundan en la zona del Caribe, disminuidos ya según informe del sistema de información Sipiam, se verían sometidos a un mayor estrés.
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