Quienes están en actividades públicas a veces reciben manifestaciones para expresar acuerdo o desacuerdo con sus actuaciones.
Es más frecuente que lleguen expresiones de crítica, y eso está bien si es una observación justa y en términos correctos.
Lo que es más escaso es recibir voces de estímulo cuando se lucha por una causa buena. No hay que temer que el apoyo sincero y desinteresado a alguien suene a adulación; un eficiente empleado público a quien un amigo le dijo: "No es por adularte, pero estás haciendo las cosas bien", le respondió el aludido con buen humor: "Bien puedas adularme, que estoy harto de que nadie lo haga...".
Expresar apoyo o rechazo a alguien a veces da pereza por la incomodidad de redactar una carta y enviarla, lo cual requiere tiempo. Hoy con el internet en pocos minutos se escribe un mensaje que llega en cuestión de instantes a su destinatario: vale la pena hacerlo porque seguramente lo apreciará.
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