Estaba convencido de que Medellín ya tenía asegurada su elección como sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud en el 2018, pues las declaraciones de nuestros dirigentes, la información emitida en prensa, la publicidad y los dineros utilizados por la Alcaldía para hacerle antesala a la candidatura de la ciudad, me hacían pensar que ya todo estaba resuelto a favor nuestro.
Las "apuestas" de Fajardo en diferentes entrevistas donde "juraba" la consecución de la sede para ese importante certamen (como siempre dándoselas también de Alcalde), las "sobradoras" declaraciones de Aníbal Gaviria y los alientos de grandeza de Juan Camilo Quintero, director de la candidatura, de Andrés Botero, director de Coldeportes, entre otros, hacían presagiar que el oso de ayer por Telemedellín, era imposible que sucediera.
Casi cincuenta mil camisetas regaladas para el "Olimpic Day", cuñas radiales en diferentes emisoras, publicidad en grandes formatos, páginas completas en grandes medios impresos y piezas televisivas, conforman un gasto monumental de dinero que ya no se puede recuperar.
Fue plata perdida y era de todos nosotros; se la gastaron sin nuestro consentimiento como siempre en un ánimo desesperado por tratar de vender una imagen que no corresponde todavía a nuestra verdadera identidad.
¿No es motivo para iniciar, por lo menos, un proceso disciplinario en contra de quienes motivaron semejante despilfarro?
Yo no soy abogado, pero desde mi desconocimiento me atrevería a sugerir que posiblemente se puede configurar en esos hechos un detrimento patrimonial. Pero póngale la firma que no pasará nada.
Hemos mejorado y mucho, pero aún falta también muchísimo por arreglar dentro de la casa, como para ir gastando millonarios recursos públicos al son de la internacionalización y promoviéndonos en el mundo como el mejor destino para realizar cuanto certamen aparezca.
En Buenos Aires no hubo tanto revuelo previo porque sencillamente no se habían ganado nada. La mesura y la prudencia de la capital argentina nos debe enseñar a no montar el caballo antes de ensillarlo, porque acá nos volvimos expertos en hacer lo contrario.
Este frustrado show pretendió ser igual al que se organizó cuando Medellín fue elegida como "la ciudad más innovadora del mundo". Solo que esta vez no se obtuvo el honor de ganar y por el contrario se ofreció tremendo papelón en vivo y en directo por un canal público, que mínimamente debe generar replanteos en el interior de la Administración, para empezar a trabajar con ese mismo ímpetu sobre los temas más neurálgicos de la ciudad.
Bien lo decía el editorial de ayer de El Colombiano: "… Los juegos nos los debemos ganar por lo que somos -no tapando lo que somos-... Tenemos que dejar el ego, hablarnos con la generosa dureza de la verdad...".
Creo que ahí puede estar parte de la respuesta a la decisión del Comité Olímpico Internacional de no escoger a Medellín, porque a muchos de los que vivimos aquí, nos cuesta entender el porqué tanto circo y cosmética con la imagen de la ciudad hacia afuera, cuando más del 70 % de la población está bajo el control de la ilegalidad, como lo afirmó el director de Corpades ayer en este mismo medio. Error olímpico que nos pone de nuevo los pies en la tierra, ¡no hay mal que por bien no venga….
Pico y Placa Medellín
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