Robert Lewandowski. El Real Madrid jamás olvidará este nombre. Y tampoco al Borussia Dortmund después del 4-0 que recibió el miércoles pasado en una de las semifinales de la Champions. Cuatro goles del polaco nacido en Varsovia y que cuyo salario es de 1,5 millones de euros podría servir de ejemplo para confirmar el ascenso del fútbol alemán y el inicio del fin de un ciclo maravilloso del español.
Los alemanes, con trabajo de base, estructura, combinación de velocidad, potencia, táctica y juego corto están atrayendo y son los responsables de la evolución del fútbol.
Luego de la eliminación del Bayern a manos del Barcelona en la Champions de 2009, los directivos de la Bundesliga obligaron a sus 36 clubes (18 en la A y 18 en la B) a invertir en centros deportivos y técnicos, adaptando conceptos hispanos para emprender la transformación.
Sin embargo, ni los tres mundiales ganados (Suiza-54, Alemania-74 e Italia-90), el trío de títulos en la Eurocopa (1972, 1980 y 1996) y las pasadas dos presencias del Munich en la final de la Champions habían servido para llamar la atención.
Esa transformación se debe, asegura el entrenador Hugo Gallego, a dos principios: "los técnicos se capacitaron en táctica y estrategia, y los jugadores desarrollaron la técnica sin perder capacidad física".
Esos elementos bien manejados y el "convencerse de que el fútbol también se podía jugar por el primer piso, sin decirle adiós al juego aéreo", fueron determinante, cree Gallego, para que los equipos alemanes dejaran de ser mecanizados y brindaran espectáculo con el balón.
Juan José Peláez, en cambio, considera que el buen momento se debe a que sus futbolistas se dieron cuenta de que jugando en corto podían sumarle más títulos a su rico historial.
"Cambiaron su forma de jugar, más no su forma de pensar y gracias a la asimilación de los principios de la zona, Bayern y Borussia le dieron la oportunidad a los talentosos para llegar a ese fútbol vistoso y exitoso que están practicando".
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