En mi columna del sábado anterior analicé el nerviosismo que se apodera de los colombianos. Desde cuando yo tengo uso de razón he comprendido que nuestro país vive en convulsión, en cambio y transformación permanente, muchos períodos de violencia, pero siempre optimista.
Por eso, a pesar de las dificultades, en las encuestas salimos como uno de los más felices del mundo y yo diría también de los más resignados. Sin embargo, estamos pasando del nerviosismo a la confusión.
Volvamos al proceso de la paz. No sabemos nada de lo que se acuerda en La Habana, y cada que las Farc dan una rueda de prensa, el gobierno reacciona diciéndonos que no les hagamos caso… que una cosa es lo que las Farc le dicen a la prensa y otra lo que pasa en la mesa de negociación.
¿Será que las Farc son demasiado vivas o son estúpidas? ¿O sea que mienten a sabiendas para después quedar mal?
Hace unos días el señor Presidente urge a los negociadores para que aceleren las conversaciones porque se requiere un acuerdo para noviembre. ¿Por qué para noviembre? ¿Y no importa qué se acuerda?
Es más, se han escuchado propuestas de que por lo menos se publiquen acuerdos parciales. ¿Cómo así? ¿No se fijó una regla esencial desde el comienzo que "nada está acordado hasta cuando todo esté acordado? ¿O se trata simplemente de politiquería electoral?
Al día siguiente de urgirlos, el Presidente consulta a su coalición si suspende los diálogos durante el período electoral o sigue o se para de la mesa. ¿Qué quiere decir ese mensaje? ¿Está pasando algo que no sabemos? Quizá… porque como es en secreto. Ante esta consulta inmediatamente las Farc dijeron que les parecía muy bien suspender las conversaciones por seis meses… ¿Por qué?
Al otro día el señor Presidente ordena "cazar" a como dé lugar a los cinco cabecillas de las Farc que están en Colombia… ¿Está seguro de que están en Colombia? Y para acabar de ajustar ahora aparece otra propuesta de un "cese bilateral del fuego" por seis meses. ¿Podrá el Estado renunciar al cumplimiento de su obligación constitucional de combatir a quien está fuera de la ley?
Con toda sinceridad debo confesar que no he sido capaz de descifrar cuál es la estrategia del Gobierno o cuál es la de las Farc. Por lo menos el show se lo llevan las Farc. Con respecto a los resultados Dios nos tenga de su mano.
Les paso el interrogante… ¿Estamos confundidos o no?.
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