En la madrugada de ayer El negro grande del vallenato se quedó con la corona de la edición 44 del Festival de la Leyenda Vallenata. Almes Granados, proveniente de la dinastía Granados, y acordeonero de Mariangola, Cesar, consiguió el máximo honor, a sus 52 años.
Para llegar al trono el músico debió librar una dura batalla, de cuatro días, contra 63 contrincantes que estaban dispuestos a no dar tregua, aunque las pequeñas fallas, de las que se agarró el jurado, los fueron relegando.
A la final llegaron cinco, que fueron los del espectáculo y los que pusieron los pelos de punta en la noche del sábado, que incluso no alcanzó. Sólo cerca de la una de la mañana el Rey Vallenato tuvo nuevo nombre.
El segundo lugar fue para Fernando Rangel, mientras que Manuel Vega se quedó con el tercer puesto.
"El nivel subió y, como escuché por ahí, el jurado tiene que calificar es al que se equivoque. Cada vez los jóvenes se vienen preparando mejor, con disciplina, ensayando dos horas diarias, no tomando, durmiendo temprano. El rey sería Almes Granados porque reúne todas las características que se necesitan para ser un rey vallenato", dijo Jaime Dangond, quien estuvo en competencia, hora antes del resultado final. Y acertó con su predicción.
En la categoría de aficionado la corona fue para el exrey vallenato Jairo de la Ossa Otero, ahora con 21 años.
El rey infantil
José Camilo Mugno Pinzón, a sus 12 años de edad, sabe que tiene una gran responsabilidad por delante: seguir difundiendo el folclor de la música vallenata y llevar en alto su título como Rey Infantil.
Es que este hijo del municipio de El Difícil, Magdalena, que sueña con tener una agrupación de música vallenata, sabe que está hecho para grandes cosas. Su pasión es el acordeón y aunque desde hace cuatro años lo interpreta, desde siempre lo ha llevado en la sangre.
"Para mí esto es una gran alegría, esto es muy grande, decirle a mi pueblo que le dedico este triunfo, y sobre todo a Dios", fueron las palabras del sucesor de Gustavo Gómez Molina.
Con la madurez propia de todo un rey, José Camilo dijo que ejecutó el acordeón con serenidad, tranquilidad, profesionalismo y se encomendó a Dios, seguro de que los jurados sabrían que él estaba haciendo las cosas bien.
Mientras tanto, Camilo Andrés Carvajal conquistó la corona de acordeoneros juveniles. El trono era suyo: después de subirse al escenario demostró que ha crecido. Sabía que la cuarta vez, para él, era la vencida. Y así fue.
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