En medio de una compleja controversia judicial, la pareja argentina que esperaba convertirse en el primer matrimonio homosexual de América Latina se quedó este martes compuesta y sin boda en el registro civil de Buenos Aires a la espera de un pronunciamiento de la Corte Suprema.
Pese a la divulgación este lunes de una sentencia que anulaba el fallo que autorizó su matrimonio, José María Di Bello y Alex Freyre acudieron al registro, vestidos con elegantes trajes de novio, para tratar de cumplir su objetivo y denunciar la discriminación legal que sufren los homosexuales en Argentina.
"No somos ciudadanos de segunda, todos somos ciudadanos de primera y merecemos tener los mismos derechos", afirmó José María Di Bello tras conocer la decisión del registro civil de suspender la boda.
"Nos vamos a casar", dijo Freyre, convencido de que "después de nosotros vienen otros, cientos, miles".
La pareja hizo un llamamiento a los legisladores nacionales para que terminen con este tipo de situaciones y aprueben una ley que les permita casarse sin "someterse a un proceso judicial".
Una demanda arropada por decenas de legisladores, representantes de agrupaciones de homosexuales y transexuales, activistas sociales y amigos, que acudieron al registro a arroparles y a celebrar en caso de que la boda finalmente se hubiese concretado.
José María y Alex estuvieron a punto de lograr su objetivo cuando la jueza de primera instancia Gabriela Seijas ratificó el fallo dictado a mediados de noviembre que permitía su boda e instó al registro civil de la ciudad de Buenos Aires a casar a la pareja.
En su decisión inicial Seijas argumentó que es "inconstitucional" el impedimento legal para que dos personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio.
La sentencia fue anulada el lunes por otra jueza, Marta Gómez Alsina, a cargo de un juzgado nacional en lo Civil, que atendió el recurso del abogado Francisco Roggero, a quien medios locales relacionan con organizaciones católicas, para impedir esta boda.