Recorrer las calles en Haití, puede convertirse en una osadía. Pese a que han pasado varios meses después del sismo que sufrió este país, aún son notorios los problemas en la comunidad.
"Aunque ya han pasado los meses desde que ocurrió la tragedia, el problema es que aparte de los desastres en la arquitectura y la pérdida de vidas humanas. El ambiente de violencia e inseguridad es lo que prima en las calles haitianas", comenta el ingeniero Roberto Rochel.
Por tal motivo, el Internacional SOS y el Control Riskel han emitido varias recomendaciones a las personas que viajan al lugar. Entre ellas predominan viajar solo si es necesario, tener una adecuada coordinación con personas o entidades locales, asegurarse que la seguridad personal sea la adecuada y que el tema logístico en transporte sea el acertado. Esto debido a que el transporte público de buses es inexistente y el de taxis es riesgoso.
"Llegar allá fue toda una odisea, pues toca desplazarse a través de carros blindados y velar por la seguridad propia. Uno no podía bajarse en ciertas partes, ni a tomar fotos, porque podía sufrir un ataque. Esto es lamentable, ya que las condiciones de vida allá son muy malas y a raíz del sismo la población quedó aún más vulnerable", comenta el ingeniero civil.
Pese a que hay sistemas de salubridad precarios y calles que no tienen ningún edificio firme, la conclusión del viaje es que las estructuras rígidas se comportan mejor durante un sismo.
"Son muy pocas las edificaciones que quedaron buenas y éstas fueron las que cumplieron con condiciones básicas en construcción. Por tal motivo, lo que busca la arquitectura es que los edificios no colapsen, y ahora si se cumplen ciertas técnicas se puede conseguir esto", concluye.
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