En la partida estratégica del conflicto, el anuncio de "unidad" de las Farc y el Eln emerge como una jugada "política" más allá de una alianza militar, cuyo fin no es solo presionar un proceso de paz con la segunda guerrilla del país, sino la convocatoria de una Asamblea Constituyente para conseguir las transformaciones que persiguen ambos grupos insurgentes.
Desde La Habana (Cuba) llegaron ayer nuevas señales del objetivo común de este acuerdo, un día después de conocerse el comunicado conjunto en el que los máximos jefes guerrilleros (alias "Timochenko", de las Farc, y alias "Gabino", del Eln) dieron a conocer una reunión en "algún lugar de la patria" para superar "contradicciones y choques".
Previo al inicio de la jornada de diálogos con los delegados del Gobierno, el jefe subversivo alias "Pablo Catatumbo", uno de los negociadores de las Farc, reiteró su complacencia de "contar con la experiencia y las energías de los compañeros del Eln en el desarrollo de la actual agenda de paz de Colombia".
Al tiempo que manifestó apoyo al "inicio efectivo" de conversaciones entre el Gobierno y los "elenos", reiteró, sin irse por las ramas, que a ambas guerrillas las une el interés de una "Asamblea Nacional Constituyente por la Paz".
Aunque no dejó de sorprender el comunicado conjunto por las diferencias y disputas recientes entre ambas guerrillas, desde que comenzaron los diálogos con las Farc hace siete meses es notorio el interés del Eln de sentarse en la misma mesa de negociación o, al menos, conseguir un proceso paralelo.
Para analistas del conflicto como Jaime Bernal Cuéllar, miembro de la comisión facilitadora que dialogó entre 2003 y 2007 con esa guerrilla, si bien hay diferencias ideológicas y de origen, en el fondo comparten "causas idénticas" como reclamaciones campesinas, obreras y la búsqueda de cambios a los modelos económicos y políticos del país.
Bernal interpreta "como positivo que la unión plasmada en ese comunicado es un acuerdo para conseguir esos cambios en la mesa de negociación, sea conjunta o aparte, no para intensificar el conflicto armado".
León Valencia, exmiembro del Comando Central del Eln, coincide en que "las dos guerrillas lograron un acuerdo político y el corazón es la Constituyente, porque les permite ampliar las fuerzas de izquierda y aspirar a las reformas políticas y económicas que sustentan su lucha armada".
Agregó que a las Farc les preocupa que el Eln se quede al margen del proceso de paz y, tras su eventual desmovilización, continúe en territorios que hoy comparten. "Surge el riesgo de que guerrilleros farianos no se desarmen y pasen al Eln", advirtió Valencia.
Para Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional, la agenda definida por las Farc y el Gobierno es "muy atractiva para el Eln, porque incluye participación política, tierras, a lo que ellos (Eln) agregarían la discusión sobre la explotación minera y de petróleo".
Gobierno no cede
Hasta ahora, la posibilidad de convocar una Asamblea Constituyente tiene la oposición del Gobierno Nacional y amplios sectores políticos del país. En los últimos días, el presidente Juan Manuel Santos le ha salido al paso a las continuas referencias al tema de los voceros de las Farc.
Aunque aún no se pronuncia sobre el comunicado conjunto de las guerrillas, ayer ratificó su oposición al manifestar a un medio radial que "la revolución no se hace por decreto". La semana pasada Santos había insistido en que "propuestas como la de una Asamblea Constituyente o negarse a entregar las armas son inaceptables".
A pesar de la intención política de los anuncios recientes, también se evidencia que para una guerrilla diezmada en alzados en armas y debilitada en lo militar por la ofensiva del Estado como el Eln, es estratégico negociar el fin del conflicto ahora que el Gobierno abrió las puertas del diálogo.
Según el Ministerio de Defensa, el grupo ha perdido desde el 2002 más la mitad de sus combatientes, que estima en menos de 2 mil hombres. Incluso, la inteligencia militar del Ejército calcula cerca de 1.500 guerrilleros.
Pese a su reducción y perdida de territorios, el Eln intensificó este año sus ataques y secuestros de impacto en el país y el exterior.
A juicio de analistas militares como el general retirado de la Policía Jairo Delgado, director de análisis del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría, es un intento de mostrarse con renovada capacidad militar para presionar un proceso de paz con el Gobierno. De lo contrario, la ofensiva del Estado, que se ha concentrado en las Farc, apuntaría a este grupo insurgente.
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