La propuesta del presidente de la República, Álvaro Uribe, sobre la posible participación de un delegado del Vaticano o de la Iglesia Católica colombiana en el proceso de liberación, continúa generando controversia.
Mientras diferentes analistas y representantes de la vida pública le dicen sí a la participación de la Santa Sede, pero dejan en veremos el papel de la comunidad eclesiástica colombiana; a través de un artículo en la página en Internet de la agencia de noticias Anncol, las Farc cierran las puertas a las dos posibilidades.
En el artículo, la guerrilla reitera que no aceptará a la Iglesia, tal como lo ha dicho en anteriores oportunidades. “Quiere meter (Uribe) a la iglesia católica, o al Vaticano cuando ya las Farc han dicho en mil formas posibles que la iglesia no va porque ella misma se sacó”, dice la publicación de Anncol.
Además, asegura que “las Farc tiene su libre albedrío y decidirá si acepta o no este nuevo palo en el Intercambio”. Esta postura ratifica lo expresado el 14 de febrero de 2008 cuando, por medio de un comunicado, el abatido vocero de las Farc alias ‘Raúl Reyes’ aseguraba que por "tomar partido a favor del gobierno de Álvaro Uribe, España y la Iglesia Católica se autoexcluyeron como mediadores en el eventual proceso de canje de prisioneros".
Controvertida propuesta
Ante este panorama, diferentes líderes políticos y analistas coincidieron en que la elección de un delegado del Vaticano sería la mejor manera de garantizar la presencia de una personalidad extranjera con el aval del Ejecutivo. Sin embargo, si la mediación es de la Iglesia colombiana, el futuro del proceso estaría en veremos.
Para el ex presidente Ernesto Samper Pizano, con la propuesta de Uribe quedó “superado el obstáculo” de la participación de un extranjero en la liberación. Aseguró que ahora el Gobierno Nacional tendrá la seguridad sobre el carácter humanitario del representante internacional. “Así se aleja la posibilidad de que el delegado sea de carácter político o diplomático (…) asunto rechazado en varias ocasiones por Colombia”.
Si es así, dijo Samper Pizano, “no habrá temor” sobre una posible dilatación del proceso. Caso contrario a lo que podría ocurrir si es la comunidad católica del país la que participe. “Sería poco conveniente aceptar que sea ésta (Iglesia colombiana) la que sirva como mediadora (…) las Farc han reiterado su rechazo en varias ocasiones”, señaló el Ex Mandatario.
Este planteamiento fue apoyado por el ex ministro de Relaciones Exteriores Augusto Ramírez Ocampo, quien enfatizó en que la presencia de un delegado internacional “no debe volverse un problema insoluble”, por el contrario, hay que buscarle salidas y “una de estas puede ser que la elección esté a cargo del Santo Padre”.
Para Ramírez Ocampo, “hay que ver el lado positivo del proceso”. En primer lugar, ya el Comité Internacional de la Cruz Roja, Cicr, fue delegado para conseguir logística. “Eso es algo sumamente favorable ya que es un organismo que siempre ha estado presente y que fue creado para facilitar este tipo de procesos”, indicó.
Segundo, “fueron aceptados los buenos oficios de la senadora Piedad Córdoba (…) hecho que permite avanzar ampliamente”. Ahora, “tan sólo queda definir el representante internacional, punto en el que la facilitación del Vaticano es clave”, dijo el ex Canciller.
Afirmó que desde un premio Nóbel europeo o latinoamericano, hasta un representante de la comunidad eclesiástica internacional, “podrían brindarle la confianza suficiente al Gobierno del presidente Uribe”. Por su parte, el analista político Vicente Torrijos dijo que si la idea es “despolitizar” el proceso, “la Iglesia es la mejor opción”. “Qué mejor camino que sea una parte neutral la que escoja el delegado extranjero que acompañará a la senadora Piedad Córdoba y al Cicr el día de la entrega”, indicó Torrijos.
Aunque no descartó por completó la participación del Clero nacional, aseguró que “sería mucho mejor” que el encargado sea directamente el Vaticano. Consideró que “es un canal ciento por ciento imparcial que ha participado en muchos conflictos similares al colombiano”.
De esta manera, será ahora la guerrilla la que anuncie oficialmente si acepta o no la comunidad católica. Mientras tanto, el debate continuará, apuntándole, hasta ahora, a que el mejor camino es la Santa Sede en Roma.
