Dicen que en la vida hay personas que siempre caen en paracaídas, pero a otros les toca tejer esos paracaídas con muchos sacrificios. Ese es el caso de Felipe Taborda, el técnico de la Selección Colombia femenina que terminó subcampeona invicta de la Copa América realizada en Ecuador.
Su historia comenzó en un barrio de Palmira y desde pequeño tuvo que enfrentar la separación de su madre a causa de la situación económica.
"Ella se tuvo que ir a Francia cuando yo tenía 13 años para poder garantizarme la educación y una mejor calidad de vida".
Felipe fue criado por sus abuelos, creció como un hombre de bien y vio en el fútbol una actividad para aportarle al país. En 2003, cuando todos los entrenadores de la región rechazaron dirigir una Selección de Palmira para un torneo femenino, él asumió el reto y desde ese momento dejó atrás la dirección técnica masculina para dedicarse de lleno al crecimiento del fútbol de las chicas, como lo hace hoy.
"Debo decir que las mujeres son más disciplinadas y determinadas. Son más inteligentes para llevar su carrera y en eso nos sacan ventaja", asegura sin dudas.
Taborda formó una familia junto a Jéssica García y sus hijos Cristian, de 17 años, e Isabella, de 17 meses.
"Lo más difícil de esta carrera es estar lejos de ellos. Es más difícil que enfrentarse a Brasil, a Alemania, a Francia. Permanezco mucho tiempo fuera, pero ahora puedo decir que el sacrificio valió la pena"
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