Con dos años de retraso y con problemas aún por resolver en integración de sistemas y rutas alimentadoras, Medellín asistirá hoy al nacimiento de otro medio masivo de transporte de pasajeros: el metroplús.
Los 20 buses articulados comenzarán a rodar desde las 4:20 de la mañana, pero solo abrirá sus puertas a los usuarios después de las 8 de la mañana, cuando el alcalde de Medellín, Alonso Salazar, y el ministro de Transporte, Germán Cardona, suban a uno de los buses, en la estación Hospital.
En las calles aún hay inquietud frente a las rutas que desaparecerán en 2012 y 2013 y el impacto generado por la ausencia de las alimentadoras.
"La gente está ansiosa porque ya estaba como demorado. Esto es desarrollo, pero las familias de los conductores quedaremos afectadas", dijo Natalia Vélez.
Alfonso Piedrahíta llamó la atención sobre la prontitud con la que debe resolverse el asunto de las rutas alimentadoras, pues deja zonas aisladas. "Belén Rincón es una de estas", aseguró.
Héctor Pérez muestra su Tarjeta Cívica cuando se le interroga por el sistema. "Ya monté en eso. Muy bueno y uno no se tarda nada", dice al referirse a los recorridos pedagógicos previos que realizó la empresa.
El tema no se queda en las calles, en cada uno de los comercios hay algo que decir. Nelson Ríos abrió Calzaplús, en la 30 desde hace cuatro años, esperanzado en la bonanza que promete la cercanía a la estación Parque de Belén. Vio negocios en quiebra tras las demoras de las obras. "Tuve demasiadas pérdidas, invertí los ahorros de mi vida y espero recuperarlos", dijo.
Su vecino, José Luis Flórez, dueño de Legumbrería el Mono, sufrió las mismas angustias, pero también cree en la mejora, aunque señaló un nuevo problema. "Por la expectativa de metroplús aparecieron vendedores ambulantes sin permisos por la 77 y no vemos control de la Alcaldía".
En Remates Belén, uno de los sobrevivientes de la crisis, perdió el optimismo. "Es solo un medio de transporte y los clientes serán los mismos", explicó Eidy Mazo.
Pero los negocios nuevos tienen todas sus esperanzas en el proyecto. En la cafetería Deliplús, Yanira Calderón cuenta que esperan dos beneficios: más clientela y llegar al trabajo en la mitad del tiempo y con menos plata.
Al otro lado de la ciudad
En Cisneros es un diferente el ambiente. Los comerciantes de las ventas estacionarias de la congestionada avenida Ferrocarril se muestran indiferentes. "Este siempre ha sido un buen sector para el trabajo. No creo que la cosa cambie", dijo Aurelio Rincón.
Otra cosa cree Marta Rojas, quien para ir desde Aranjuez hasta Belén toma dos buses. "Seré usuaria frecuente pues me soluciona el problema".
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