La violencia ligada al narcotráfico en México alargó ayer la lista de alcaldes que, en los últimos seis años, han sido asesinados en ese país.
Feliciano Martínez Bautista, mandatario de San Juan Mixtepec, una municipalidad del estado sureño de Oaxaca y Policarpo Remigio Rojas, un policía local, fueron asesinados ayer en la madrugada luego de que hombres armados los emboscaron en una carretera.
Venticuatro horas antes, otro brote de violencia había sacudido el país. En dos masacres ocurridas en los estados de Guerrero y Michoacan murieron 14 personas, de las que tres eran efectivos de la Policía Federal que se encontraban en su día de descanso.
Los cadáveres de siete de las víctimas aparecieron colocados en sillas y con cartulinas encima al costado de una avenida en Uruapan, a unos 400 kilómetros de la capital. Esta ciudad de Michoacán marcó en el 2006 el inicio de una lucha frontal del Gobierno contra los cárteles de la droga, después de que pistoleros arrojaran cinco cabezas decapitadas en la pista de baile de un club nocturno.
Aunque el Gobierno ha prometido una lucha frontal en contra de los cárteles del narcotráfico, la ofensiva ha sido, para muchos, infructuosa.
Durante los primeros meses de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió el cargo el 1 de diciembre, fallecieron más de 2,200 personas por enfrentamientos vinculados con la delincuencia organizada y autoridades federales han dicho que desde fines de 2006 más de 70.000 personas han sido asesinadas por la violencia del crimen organizado y el narcotráfico en México.
Pico y Placa Medellín
viernes
no
no