La decisión del Gobierno colombiano de controlar el precio de los medicamentos hace parte de los esfuerzos por reducir los costos de estos para los pacientes, y está ligada a la promoción del uso de genéricos.
A los médicos no se les exige indicar los nombres de las marcas en las recetas y, en consecuencia, las instituciones de salud pública suelen dispensar genéricos. Estas políticas parecen haber sido eficaces, pues la cuota total del mercado sostenida por los genéricos ha aumentado a más del 30 por ciento.
El potencial de los medicamentos genéricos no ha pasado desapercibido para algunas de las mayores empresas farmacéuticas del mundo, incluyendo a Sanofi, que en 2012 adquirió Genfar, una compañía local especializada en la producción de medicamentos genéricos. Tras la adquisición, el gigante farmacéutico francés logró abarcar cerca del 30 por ciento de las ventas de medicamentos genéricos, seguido por Laboratorios MK, que tiene una cuota de mercado de cerca del 20 por ciento.
Si bien el incremento en el uso de medicamentos genéricos es parte de una estrategia de reducción de costos que ha funcionado en varios países desarrollados y en mercados emergentes, el sistema en Colombia es deficiente, según los fabricantes farmacéuticos.
En particular, las regulaciones no exigen bioequivalencia ni biodisponibilidad a los medicamentos genéricos, es decir que no se exigen niveles de absorción del ingrediente activo.
En Estados Unidos, por ejemplo, las farmacéuticas no pueden sustituir un producto genérico por un medicamento de marca a menos que el primero haya sido certificado como bioequivalente por la Administración de Alimentos y Drogas.
Mientras el Gobierno está trabajando en una nueva serie de reglamentos, los representantes de la industria farmacéutica afirman que las regulaciones propuestas han sido cuestionadas por expertos en Estados Unidos y en la Unión Europea, y que no cumplen con los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Francisco De Paula Gómez, presidente ejecutivo de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo de Colombia (Afidro), dijo a Oxford Business Group (OBG) que "lamentablemente, el Ministerio de Salud está priorizando el costo sobre la seguridad y la eficacia, lo que consideramos un error."
Algunas oportunidades
La ausencia de controles estrictos sobre los medicamentos genéricos podría socavar los incentivos en la innovación por parte de las compañías farmacéuticas.
Si bien es poco probable que Colombia llegue a convertirse en un centro mundial en innovación y desarrollo farmacéutico (I+D), bien podría llegar lograr a ser una destacada sede para ensayos clínicos. Sin embargo, esto requeriría que el Gobierno tomara medidas para respaldar a dicha iniciativa.
Esa es la opinión de Sandy Sommer, presidente de AstraZeneca en Colombia. "El país tiene un gran sistema de atención de salud y una población medica altamente calificada. Estos dos ingredientes podrían hacer de Colombia un destino sumamente atractivo para la inversión en I+D, pero para ello deberían establecerse los incentivos financieros adecuados, incluyendo créditos fiscales", dijo a OBG.
El apoyo a los esfuerzos en pro de mayor innovación y la realización de tests de medicamentos a nivel local favorecería la reducción del costo de los medicamentos, beneficiando tanto a consumidores como Estado.
Si bien el mercado farmacéutico en Colombia es mucho menor que el que se puede encontrar en Brasil, Argentina y México, ha venido creciendo rápidamente durante los últimos años. Las ventas de medicamentos con receta aumentaron el 5,7 por ciento en 2013, llegando a 1.380 millones de dólares, de acuerdo con el IMS, un importante proveedor de datos del sector.
El control a los precios se presenta en un momento en que Colombia está trabajando por mejorar su sistema de salud. A pesar de que el país ha logrado garantizar el acceso a la salud a casi el total de la población gracias al programa de cobertura total del Plan Obligatorio de Salud (POS), las reformas tienen como objetivo reducir los altos costos actuales y mejorar la calidad en el servicio. Entre los cambios más significativos se encuentra la modificación de las funciones por parte de las compañías intermediadoras en el servicio (Entidades Prestadoras de Salud, EPS), empresas mixtas que gestionan a modo de aseguradoras los fondos públicos para la seguridad social.
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