Al unísono, un grupo de pequeños soltaron bombas de colores al cielo y, en coro, gritaron con fuerza, ¡gracias!.
Esa palabra mágica les permitirá entender lo que otros ya conocen, mirar a los ojos sin intimidarse, exponer sus ideas con asertividad y soñar con un futuro.
Son los niños del Colegio Básico Camino de Paz, en el barrio Llanaditas, en la comuna 8. Hasta allí llegarán 600 computadores del modelo XO, de la organización One Laptop per Child (creada por Nicholas Negroponte, a través del MIT).
El "laptop", como le dicen, se lo pueden llevar para la casa, está hecho para durar y abre las puertas a 200 herramientas de aprendizaje y al inglés, ese idioma que les da curiosidad y ganas de aprender.
Una pizarra digital complementa el envidiable conjunto de dispositivos que permiten que un profesor envíe la tarea de forma remota a un alumno que no pudo ir a clases.
Con razón Marlon Vargas se queda todo el día en el colegio porque le gusta, "no porque esté obligado", expresa.
Tener equipos y profes, aprender informática y saber inglés, son oportunidades que no está seguro de encontrar en otra parte.
Con Julián Andrés Grisales, de octavo grado, se enfrentan a una segunda lengua: entienden que no es lo mismo cómo se escribe que como se pronuncia. Sin miedo, lo hablan
Nada más satisfactorio para su profe, Alejandro Urrego Patiño, cuando uno de sus alumnos le pregunta si puede ir al baño en inglés. "Estos niños que nunca habían sido expuestos a otra lengua, hoy entienden comandos básicos", agrega.
Comprenden lo que encuentran en internet, cómo comunicarse con otro videojugador en cualquier parte del mundo y cómo buscar sobre un tema. Apretar una tecla nunca había tenido tanto sentido, sin duda.
Ellos lo escenifican con una pequeña vestida de hada, que llama al señor Futuro, con el que Carlitos, un personaje sin posibilidades, empieza a forjar lo que desea llegar a ser.
No quieren dejarlo solo expresado en una obra de teatro. La fundación Golondrinas y Marina Orth cimientan este proceso de aprendizaje en una iniciativa llamada Step by step, a través de tres ejes: inglés, tecnología y liderazgo.
Es una apuesta a futuro, a partir de una "alianza sin egoísmos", como dice Gabriela Santos García, directora de la Fundación Las Golondrinas.
Y es solo el principio. Esta experiencia se extenderá a una segunda etapa, con la construcción de un colegio, en Caicedo Villaliliam.
Cada vez que viene a Medellín, Marina Orth, acumula "momentos felices", dice. Es la fundadora de un modelo educativo que ayuda a que estudiantes menos favorecidos puedan competir en otras latitudes.
Imagina que estos pequeños podrán "pertenecer al mundo", sin sentirse diferentes. Solo bastará su talento. El que ahora desarrollan, sin barreras.
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