La pesadilla se convirtió en realidad. Ese es el pensamiento de los habitantes de Haití y la comunidad internacional, que sólo ayer se dieron cuenta de la magnitud del desastre que causó el sismo de 7 grados en la escala de Richter y que dejó en ruinas la capital del empobrecido país caribeño.
Los informes iniciales sitúan el número de víctimas fatales por encima de las 100 mil, más de 3 millones de damnificados y cuantiosas pérdidas materiales en lo que se convirtió en el mayor desastre de la historia del país.
En la sede de la ONU en aquella nación, quedaron atrapados varios empleados cuando el edificio colapsó tras el terremoto. La subsecretaria general del Organismo para las operaciones de paz, Susana Malcorra, confirmó la muerte de 14 de los trabajadores de la misión.
En diálogo con EL COLOMBIANO, el director del Centro de Información de las Naciones Unidas para Colombia, Venezuela y Ecuador, Damian Onses Cardona, expresó su pesar por la situación y lamentó la suerte de sus compañeros.
"En ese edificio están enterrados muchos amigos, a todos los conocía", indicó.
Al igual que ellos, son decenas de miles de vidas las que están bajo los escombros de una ciudad que parece borrada el mapa.
Onses Cardona, que viajó ayer a la isla, agregó que desde una base que se adecuó en el aeropuerto de Puerto Príncipe intentan "establecer el número de víctimas tanto civiles como militares para proceder con la labores de rescate y recuperar el mayor número de personas posibles, dar asistencia en hospitales y en todo lo que podamos".
Horas más tarde, el presidente haitiano, Rene Preval, confirmó que entre las víctimas estaba el jefe de la misión de la ONU, Hedi Annabi.
"El embajador Annabi murió. Enviamos nuestras condolencias a toda la comunidad internacional", dijo Preval.
El líder del golpeado país afirmó que hay que "ver para creer" la catástrofe producida por el terremoto del martes, que calificó de "increíble".
"La ciudad está destruida. Los hospitales, los colegios, las casas particulares. Las calles están llenas de cadáveres", agregó el presidente.
Por otra parte, Brasil reportó la muerte de 11 soldados de su país que trabajaban para la fuerza de paz de la ONU en Haití, así como la desaparición de 7 más.
Un oficial del Ejército argentino que colabora con las labores de ayuda humanitaria en la región, le explicó a este diario que lo que pasó con el contingente brasileño se debió a que se localizaban en un edificio de la capital, contrario a los militares de otros países que se alojaban en containers o búnkers con una capacidad de resistencia mayor.
"Solo se reportó una víctima en el contingente argentino. Estaban desaparecidos tres miembros más del comando de la misión, pero ya se reportaron", añadió.
Sobre la situación, el oficial relató que en los hospitales los médicos están operando hasta de a tres personas al mismo tiempo. Según el militar, es algo parecido a las películas de Hollywood, solo que las circunstancias son críticas y reales.
Así mismo, dio un parte satisfactorio sobre los militares ecuatorianos que también hacía parte de la MSU (Unida especial Multinacional), una policía conformada por soldados de países miembros de la ONU.
Mientras tanto mediante un comunicado, el Gobierno colombiano informó que los 26 uniformados pertenecientes a la Policía Nacional que se encontraba en Haití están a salvo e inmediatamente se sumaron a las labores de rescate y ayuda humanitaria.
Tamar Hahn, vocera de Unicef en América Latina, le dijo a EL COLOMBIANO que "en coordinación con el resto de los organismos de Naciones Unidas, proporcionarán suministros básicos para permitir el acceso a agua, saneamiento y cuidados médicos".
El orden público también se vio afectado tras la tragedia. Después del sismo se presentaron saqueos a establecimientos comerciales y algunos presos salieron de las cárceles.
Las calles de Haití se han convertido en hospitales ambulantes, varios centros asistenciales colapsaron. Muchos de los heridos fueron trasladados a la República Dominicana. La Cruz Roja agotó ya la pequeña provisión de insumos y los equipamientos médicos que tenía allí, por lo que solicitaron urgentemente más suministros.
Haití ha despertado pero la pesadilla sigue allí. Ahora depende del mundo que su insoportable dolor sea más llevadero.
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