El suizo Grégoire Castella termina sus funciones como subdelegado del Comité Internacional de la Cruz Roja, en Medellín. Grégoire, que alcanzó a conocer las profundidades del conflicto armado, a través de los ojos de las miles y miles de víctimas en la zona norte del país, asegura que deja este importante cargo después de vivir experiencias intensas y valiosas como la liberación del ingeniero León Andrés Montes, en diciembre de 2013, quien estuvo secuestrado por el Eln durante 16 mes.
En su reemplazo llega Jean-Philippe Kiehl, quien tendrá la tarea de consolidar la intervención humanitaria en las comunas de Medellín y todo el acompañamiento que hace el Cicr a las víctimas y civiles en el conflicto armado.
Dos años al frente de la subdelegación de Medellín,
¿qué balance hace?
"Llegué acá en 2012 y estos dos años han sido bastante importantes para Colombia. De hecho se empezaron durante estos dos años los diálogos de paz en La Habana. El Cicr reconoce este momento como histórico para terminar un conflicto tan largo, esto genera mucha esperanza en la población. En nuestra zona de responsabilidad, la subdelegación de Medellín, esta esperanza contrasta con el hecho de que todavía las condiciones de las víctimas no ha cambiado mucho. Es decir, todavía no hay efecto sobre las consecuencias humanitarias para la población civil en zonas de Antioquia, de Córdoba, Sucre, Bolívar y el Chocó.
Pienso que el Cicr ha podido hacer una diferencia con las víctimas enfocándonos en los lugares más afectados por el conflicto armado o por otros tipos de violencia. Hemos trabajado en El Catatumbo, en el sur de Bolívar, en varias regiones de Antioquia como el Nordeste, el Bajo Cauca y Urabá".
¿Para el Cicr qué es lo más grave en las condiciones humanitarias de las víctimas?
"Por ejemplo los desplazamiento, la falta de acceso a los servicios básicos, infracciones a la misión médica, que al final ponen en riesgo la salud de la población civil. La contaminación por armas que genera bastantes problemas para la población en términos del riesgo. Hay algo que es muy fuerte, que es la temática de los desaparecidos y el sufrimiento de los familiares que no saben dónde están sus seres queridos. De hecho este año el Cicr ha lanzado una campaña a nivel internacional sobre las necesidades de las familias de los desaparecidos".
¿Cómo ha percibido el Cicr la aceptación o no del proceso de paz de La Habana, en las regiones ?
"Es un poco difícil para el Cicr opinar sobre la opinión de la gente. Lo que realmente nosotros podemos sentir es que sí hay una esperanza frente a ese proceso, que es muy normal porque es un conflicto de tantos años".
¿Los grupos armados han obstaculizado el trabajo del Cicr?
"No. Es una suerte para el Cicr que tengamos un diálogo abierto y de confianza con todas las partes. Eso nos permite tener acceso a muchas zonas para llevar a cabo nuestros proyectos de una manera adecuada".
¿Cuál fue la mejor experiencia en estos dos años, al frente de la subdelegación?
"Participé en varias liberaciones y en una que me llevo muy buenos recuerdos es la liberación de León Andrés Montes, en diciembre del 2013. Acompañé a sus padres, a la familia, después me fui en helicóptero a recogerlo, regresé con él. Lo entregué a su familia, estaban separados tras 16 meses. Estos momentos fueron muy bonitos, de muchas emociones".
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