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"Hay que dejar de ser esclavo del reloj": Honoré

CARL HONORÉ ES uno de los líderes del movimiento Slow, que invita a la gente a soltar el acelerador de su vida y tomarse el tiempo para cada una de sus actividades.

  • "Hay que dejar de ser esclavo del reloj": Honoré | Colprensa | "Claro que hay momentos para hacer las cosas rápidas, pero no todo en la vida tiene que ser rápido. Si nunca aprietas el freno, vas a un desastre seguro, porque todo atenta contra tu salud, calidad de vida y sus relaciones interpersonales", opina este personaje.
    "Hay que dejar de ser esclavo del reloj": Honoré | Colprensa | "Claro que hay momentos para hacer las cosas rápidas, pero no todo en la vida tiene que ser rápido. Si nunca aprietas el freno, vas a un desastre seguro, porque todo atenta contra tu salud, calidad de vida y sus relaciones interpersonales", opina este personaje.
16 de mayo de 2011
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"Cada momento de la vida tiene su propio ritmo, y el mejor ejemplo de ello lo da el Barcelona Fútbol Club. Su fútbol no son 90 minutos de velocidad pura, a veces parece lento, que sólo pasan y pasan el balón, hasta que llega un instante, encuentran el espacio y aceleran de cero a cien. Es la aplicación del movimiento slow a este deporte de alta competencia".

Es la mejor forma que encuentra el canadiense Carl Honoré para dar a conocer un movimiento del cual él es uno de sus líderes mundiales, donde se promueve la desaceleración de las actividades humanas, como el mejor mecanismo para ser feliz y cumplir las metas proyectadas.

"Es algo tan sencillo que la gente siente que ya lo sabía. Es tomar el control del tiempo y dejar de estar sometido a su tiranía, tomándose el tiempo para encontrar un equilibrio, dándole prioridad a las actividades que redundan en el desarrollo de las personas, con el buen uso de la tecnología, el ahorro del tiempo, pero en especial, con los espacios indicados para disfrutar el presente, del cual usualmente nos olvidamos", comenta el autor del libro El elogio de la lentitud.

Honoré se dio cuenta una noche, mientras saltaba las páginas de un cuento infantil que le leía de afán a su hijo, que estaba dejando de disfrutar la vida por pasar por ella a toda velocidad.

"Así como un teléfono móvil te ayuda a adelantar cosas del trabajo mientras estas en medio del tráfico de una gran ciudad, también acelera otro tipo de actividades humanas, como los tiempos de los alimentos, cosas que no deberían por qué acelerarse. De ahí el gran boom de la comida rápida", afirmó.

Este movimiento ha calado muy hondo en América Latina, en especial en países como Argentina, donde cada vez son mayores las comunidades por internet interesadas en el tema.

"En una sociedad donde estar siempre ocupado es un logro, es sinónimo de éxito, hay que romper con el tabú de la lentitud, que muchos relacionan con pereza, estupidez e improductividad".

De ahí que este movimiento llegue a las grandes multinacionales orientales y norteamericanas, quienes han disminuido las horas de trabajo a sus empleados, les han enseñado a manejar el email, así como en algunas ocasiones les amplían los días de vacaciones al año, llegando a exigirles que tomen los periodos completos de descanso.

Desde la educación
Esta filosofía también se está aplicando desde los colegios. "Todo comienza por casa y si creces viendo que tu padre es esclavo del reloj, pues entenderás que así se debe vivir, pero si al contrario, vez que tus padres se toman el tiempo suficiente para cada cosa, y les va bien en la vida, pues seguir esa línea será natural para ellos".

Agrega que los menores necesitan tiempo y espacio para poder explorar el mundo a su propio ritmo y no convertirse en "máquinas de pasar exámenes".

Es un cambio interior, más allá de vivir en un villorrio o una metrópoli. Es como denomina Carl, un cambio de chip, donde la gente debe hacerse una pregunta: Cómo quiere hacer las cosas, lo más rápido posible o lo mejor posible.

Según las investigaciones que ha adelantado Honoré, los pensamientos creativos más profundos no se dan en los momentos de más aceleración del ser humano, sino en un estado relajado en calma, que es cuando las ondas cerebrales se propagan en pautas más matizadas, más ricas y eso hace que se ingrese en un módulo de pensamiento más creativo, "nuestras mejores ideas no salen cuando hacemos malabares con 4 o 5 emails. Estas llegan cuando estamos en un plano más tranquilo", finalizó Carl Honoré.

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