La Central Hidroeléctrica Pescadero-Ituango, cuya construcción, operación y manejo asumió Empresas Públicas de Medellín (EPM), como tenía que ser desde un principio, sin los innecesarios rodeos que le dieron para llegar al mismo sitio, es la apuesta más clara y segura por el futuro de Antioquia.
Nunca dudamos de la capacidad e idoneidad de EPM para la ejecución de este proyecto, el más ambicioso en la ya extensa historia de centrales hidroeléctricas del país, donde la experiencia de esta entidad está probada: en "know how" (conocimiento), seriedad, cumplimiento y capacidad de apalancamiento financiero.
Esta confianza, que también es compartida por el periódico EL MUNDO, nos llevó a unirnos para liderar entre los dos diarios antioqueños una campaña en favor de que fuera EPM la que tuviera a su cargo este proyecto, convencidos de que esta empresa era la más indicada, pero, ante todo, haciendo prevalecer los beneficios para la región, sobre cualquier otro interés particular.
En el foro convocado por los dos periódicos, a comienzos del mes de junio de 2010, fueron muchas las voces de apoyo que se sumaron a este propósito para que el Idea y EPM llegaran al acuerdo que finalmente permitió que esta semana, esta última entidad asumiera el compromiso pleno de construir y operar a Hidroituango, lo que redundará en beneficio de Antioquia y del país.
Tal como se expresó en la instalación de ese importante espacio de diálogo, "al contrario de lo que sucede en otros foros, que parten de una hipótesis para llegar a una conclusión sobre qué es lo mejor, en éste el periódico EL MUNDO y EL COLOMBIANO, varios exgobernadores, exalcaldes y exgerentes de EPM, coincidieron en que "Antioquia sabe, puede y debe hacer Pescadero-Ituango".
Hoy ratificamos esa convicción, al celebrar que se haya tomado la decisión correcta con la firma del contrato que deja en manos de EPM a Hidroituango, con lo que, de hecho, todos los beneficios que generará el proyecto a partir del año 2018 y hasta 2061 serán para los antioqueños, contribuyendo así de manera decisiva al futuro económico y social de la región y del país.
Con el acuerdo ratificado esta semana ganó Antioquia. Pero los frutos de este triunfo sólo se verán en la medida en que sepamos capitalizar, en términos de competitividad regional, la ventaja comparativa que significará disponer de 2.400 megavatios adicionales de energía limpia, el doble de la actual capacidad instalada, lo que consolidará a nuestra región como una potencia hidroeléctrica a nivel latinoamericano.
En utilización de mano de obra, de construcción de proyectos viales, de instalación de nuevas industrias, de incremento de la demanda agregada de productos, no sólo será significativa la inversión que se haga en el proyecto, que superará los 3 mil millones de dólares, sino que la Central Hidroeléctrica de Ituango tendrá que ser dinamizadora, durante 50 años, de la economía antioqueña, al tiempo que le aportará al país la energía que necesita para su desarrollo, más allá de la primera mitad de este siglo.
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