El preso mexicano Humberto Leal, de 38 años, fue ejecutado en la noche de ayer en el estado de Texas, Estados Unidos, luego de que el Tribunal Supremo de ese país decidiera no detener el cumplimiento de la condena que le fue impuesta en 1994.
Leal murió diez minutos después de recibir una inyección letal, tras haber sido trasladado en la tarde desde el Pabellón de la Muerte en la Unidad Polunsky, en el centro penitenciario Livingston, al que ingresó en 1995, hasta la Unidad de las Paredes, en la prisión de Huntsville, la más antigua de Texas y donde el estado lleva a cabo las ejecuciones.
Durante los últimos minutos, el reo estuvo pendiente de que el gobernador de Texas, Rick Perry, detuviera la ejecución, obedeciendo a presiones del gobierno mexicano y del mismo presidente Barack Obama.
Leal permaneció en una sala adyacente a la cámara de ejecución, después de recibir las visitas de amigos y familiares, entre ellos su hermana Mary.
Sus allegados estuvieron con él un par de horas en una sala especial para estos casos, dotada de cristales blindados.
El reo eligió como última cena tacos de carne asada, pollo frito, pico de gallo y coca colas.
El Gobierno de México trató de detener hasta el último momento la condena, aduciendo que, al ser detenido en suelo estadounidense, Leal no dispuso de ayuda consular, lo que viola la Convención de Viena.
La pena impuesta al reo en 1994, obedece a la condena por la violación y asesinato de la joven Adria Sauceda de 16 años en el condado de Bexar (Texas).
La CIJ ordenó en 2005 a Estados Unidos la revisión de los casos de 50 mexicanos condenados a muerte.
El fallo de esta corte se basaba en que Estados Unidos incumplió en varios casos el artículo 36 de la Convención de Viena, que obliga a notificar a los extranjeros detenidos de su derecho a recibir asistencia consular.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
