Joe Arroyo es el creador de un son que puede llevar la marca de Colombia. Con él puso a bailar a varias generaciones, aquí y en el continente, con varias agrupaciones que se nutrieron de su ritmo como The Latin Brothers, Fruko y sus Tesos, y su propia orquesta, La Verdad.
Su carrera se inició con el respaldo del compositor y artista Julio Ernesto Estrada (Fruko) y Antonio Fuentes (fundador de Discos Fuentes).
Además de ser un hombre que producía música, a partir de los sonidos que creaba con su voz, también generaba sentimientos, pues era un cantautor, cuyas canciones cuentan historias. Su salsa es dramatizada, precursora del llamado género urbano que narra historias cercanas a la gente ( Tania, El preso, La rebelión, El caminante, El ausente, Manyoma ).
El drama se nutre de su propia vida, azotada por la fama. Un turbión existencial que se agotó a los 55 años, en medio de una falla multiorgánica que lo mantuvo desde junio de este año en cuidados intensivos y cuando todavía tenía mucho para dar a sus seguidores, entre quienes se cuentan Juanes y Shakira.
El llamado "Centurión de la noche" fue un pedacito de nuestra historia, con todo lo bueno y lo malo, pero digno exponente del folclor y el ritmo de la costa Caribe.
Colombia despide hoy con dolor a un grande de la música, uno de sus creadores más autónomos y auténticos, que sonó desde los años 70 y seguirá sonando por muchos años más, porque inmortalizó un sentimiento que se baila, con ambiente de fiesta.
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