A un adolescente le quitaron la vida, y a otra la dejaron gravemente herida. A uno le arrebataron la ilusión de la vida, y a su prima le robaron la alegría. Jóvenes, como miles de colombianos, que quieren vivir en paz. En este caso, moradores en la vereda La América, municipio de Briceño.
La guerrilla y demás grupos ilegales, al sembrar minas antipersonal saben perfectamente que la población campesina es la más vulnerable. Pero no les importa quién caiga, con tal de hacer daño. ¡Cuántos niños y jóvenes hay mutilados por esta criminal estrategia!
La semana pasada, precisamente, este diario ilustró el dolor de miles de familias, víctimas de minas antipersonal. Una aberrante realidad que se recordó con motivo del Día Internacional contra las Minas, y que no hay que olvidar en ningún momento. Muchos no vivirán para denunciarlo.
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