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Juanchito salvado de una cueva

18 de marzo de 2009
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A tres kilómetros de su casa, pero en pleno monte, fue rescatado con vida el niño Juan Diego Márquez Monsalve, de 5 años, luego de pasar allí casi 24 horas, incluida toda una noche.

Los bomberos de Bello, que encabezaron la búsqueda de "Juanchito" en pleno cerro El Quitasol, aún no se explican cómo sobrevivió en semejantes condiciones: entre peñascos, riscos, quebradas, bosques de pino y muchas piedras.

Además, en medio del frío intenso y los fuertes vientos que azotan esta zona, y de los peligros a los que se sometió si, de pronto, se hubiera topado con personas malintencionadas que acostumbran caminar por este sector, en la parte más alta de Bello.

"El ángel de la guarda lo cuidó demasiado", dice el subintendente Orlando Herrera, comandante de la estación de Bomberos Bello.

A acampar
Tal vez al único niño de cinco años al que se le ocurre acampar a esa edad es a "Juanchito". Por lo menos eso le dijo a su madre, Diana Milena, cuando a las dos de la tarde del lunes le pidió permiso, "me dijo que lo dejara ir con unos amiguitos a acampar y claro que le dije que no. Pero lo dejé jugando con ellos mientras yo, adentro, atendía a mi otro bebé. Yo los sentía afuera jugando y me imaginé que ahí estaba él, hasta que dieron las 4 y 30 y no volvía".

Y ¡claro! Diana empezó a buscarlo de casa en casa. En ninguna estaba y su angustia crecía a medida que pasaba el tiempo.

Hacia las 9:00 de la noche avisó a la Policía, pero le dijeron que sólo 48 horas después lo irían a buscar. La respuesta la hizo tomar la decisión de irse con sus vecinos y su esposo para el monte.

Exploraron hasta la medianoche y nada. Y varias veces Diana se levantó a reanudar la búsqueda. Al final, se resignó a esperar hasta que amaneciera para acudir de nuevo a la Policía, pero la respuesta fue la misma: "hay que esperar 48 horas, antes no", dice ella que le dijeron, hasta que se iluminó su mente. Se fue a los Bomberos de Bello y allí la respuesta fue inmediata.

"Como a las 11:00 a.m. llegaron muchos socorristas con perros. Yo no quise ir, temía que le hubiera pasado lo peor a mi Juanchito".

Hacia la 1 y 45 minutos de la tarde del martes, los socorristas encontraron al niño. El héroe fue el bombero Deivy Álvarez, el primero en avistarlo.

"La mamá nos avisó a las 8:30. Pedimos ayuda del Usar Antioquia y en unas horas reunimos a 36 rescatistas y 4 perros. Nos dividimos en dos grupos y lo encontramos. De verdad, fue un milagro", sostiene el jefe de los Bomberos de Bello.

Apunta que tal vez ni al más guapo de los adultos le habría ido tan bien en semejantes condiciones.

Y "Juanchito", que resultó más avispado de lo que uno se imagina, cuenta que nunca lloró ni sintió miedo.

Según él, cuando llegó la noche, "me metí en un huequito así (hace una bolita con las manos) y me alolillé, vi un caballo y otlo y una vaca... y palomas...".

En su infantil vocabulario, repite que la cuevita era de madera, "alguno la hizo ahí pala dolmil".

De su mano, recorrimos parte del trayecto que hizo "Juanchito" hasta perderse. Él nos mostró dos caminos en un punto 500 metros arriba de su casa, en la urbanización Araucaria I.

"Yo salí pol allá (izquierda), pelo había un colte y me devolví y cogí pol otlo camino", narró el niño, señalando con su dedo índice los senderos que tomó.

Por lo que cuenta, la cueva era tan estrecha y la pasó tan incómodo, que al amanecer no pudo caminar de inmediato, "me dolían los pies", relató abrazado a su madre y a su abuela.

Lo más sorprendente es que ayer se mostró como un hombre de acero, como un roble, pues reiteró, cada que se lo pregunté, que no derramó una lágrima.

En su inocencia, él tal vez no sabe el susto tan grande que le hizo pasar a su familia. Él no tiene en cuenta que, menos mal, no llovió ni apareció un humano malvado que le hiera daño. ¡Menos mal!

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