En busca de nuevas experiencias, estímulos, placeres y estilos inéditos los antioqueños se aficionaron a una nueva forma de beber y relanzaron al estrellato de la fama a los cocteles, esas mezclas de licor cuyo origen, según la historia, se remonta al siglo XVI.
Ahora los llaman shots, que traducido literalmente significa tiro, en inglés, y que se ajusta al estilo de beber estas mezclas de un solo trago o tirón.
Los hay de todos los colores y mezclas; dulces, ácidos y picantes; con nombres sugestivos y divertidos, enmarcados en lugares con sello distintivo en la ambientación, música y diseño. Y todos responden al estilo de rumba sin ancla.
"Lo bueno de hacer la ruta es que cada vez se vive una experiencia diferente", expresa Juan Fernando Jaramillo, un seguidor de esta moda. Y agrega que "es un desahogo fresco que te permite disfrutar de los lugares de una forma efímera".
La mayoría destaca que prefiere caminar de un sitio a otro, a sentarse en un solo sitio (como la marcha madrileña). "Eso de estar anclados a un lugar donde debes, por fuerza, consumir mínimo una media de un solo licor es aburrido", agrega Darío, otro joven.
Destaca que en estos establecimientos no cobran cover, se rumbea de forma libre y los precios por unidad son muy módicos. Oscilan entre 3.000 y 7.000 pesos, cuando son especiales y van en copa larga.
Todos coinciden en señalar a la Cocaína Rusa, en La Octava, como el primer trago de este tipo que se impuso en la zona rosa de El Poblado.
Es, esencialmente, vodka, que se sirve con una rodaja de limón con café y azúcar.
"La idea es que te lo tomas de una y luego muerdes la rodaja", explicó Alejandro Salazar, uno de los creadores.
Este sitio es famoso también porque tiene la distribución exclusiva del Jagermeister (un licor alemán que tiene un 35 por ciento de contenido alcohólico) y que sirve como base para muchos de los cocteles que hoy se preparan en la ciudad.
Ruta segura
Como hoy en día la coctelería se ha vuelto un accesorio imprescindible en todos los bares del mundo, aquí le presentamos una ruta.
Hay que empezar una cuadra abajo del parque, donde está Latinería, un negocio familiar con 40 opciones de shots que van desde suaves hasta muy fuertes.
"Aquí tiene uno que arrancar con un Mystic, piña colada con curazao azul y jagermeister", dice Darío Ortiz mientras confiesa que es el primer trago de la noche.
De allí subir hacia el parque Lleras, a la clásica Octava por una Cocaína rusa. Con pausa y sin afanes, siguen hacia Chupitos, donde ofrecen 150 variedades, además de mucha lúdica.
Y el remate puede ser con un Atarván, en Alta Gracia, uno de los shots más solicitados, dijo Juan David Correa.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6