Para la noche, el teatro. También el espectáculo de danza, el de poesía o un concierto de rock. Y si la lista es larga, mejor. Mucho mejor. Después de una tarde en la biblioteca, que haya para escoger.
Cuestión de cultura. La misma que se ha abandonado muchas veces, que unos cogen con pinzas y a la que hoy, en Medellín, no le va tan mal: el 64,9 por ciento, en una encuesta realizada por EL COLOMBIANO, coincide en que en los últimos años ha mejorado mucho. Se nota en los nuevos escenarios y en la programación cultural.
Eso dicen los 404 encuestados. El secretario de Cultura, Luis Miguel Úsuga, es contundente: "Medellín se convirtió en un modelo latinoamericano. Somos el presupuesto más alto del país, pero tenemos con quién jugar acá".
En cifras, el de este año es de 62.711.804.776 de pesos. Y el del 2010 fue de 81.299.536.068. Úsuga señala que al de 2011 hay que agregarle la inversión que se está haciendo con los cinco parques bibliotecas que andan en construcción, y que aunque el dinero está en Obras Públicas, "evidentemente es inversión en cultura". Unos 80 mil millones más que habría que sumar.
De ahí que "nosotros tenemos más plata que el Ministerio. Más plata que la Secretaría de Cultura de Bogotá, que tiene el triple de la población", afirma el Secretario.
El del Ministerio, según cifras proporcionadas por ellos, en 2010 fue de unos 90 mil millones de pesos y en 2011 es de 87 mil. Aunque suman además los recursos que se entregan por transferencia a través del Programa Nacional de Concertación y que, respectivamente, dan 125 y 118 mil millones de pesos.
Más alto, con cuentas alegres o no, la matemática diría que el presupuesto de Medellín es para un municipio y la del Ministerio para toda Colombia.
A un 59,8 por ciento de las personas consultadas les parece que en la ciudad se nota la inversión. "Hay apoyo, se ve, siempre faltará más, pero vamos bien. En el 79, cuando se fundó este teatro, en esa época en Medellín apenas estaba la Cámara de Comercio, con un auditorio para 200 personas", cuenta Cristóbal Peláez, director del Teatro Matacandelas.
El 20 por ciento indica que a Medellín le falta mucho por mejorar. "Quejarse es inherente a la condición humana, pero si uno escucha se va dando cuenta de las cosas en las que hay que trabajar. Invertimos mucho y eso no significa que estén cubiertas todas las necesidades", comenta Luis Miguel.
Los números, además, no lo son todo. Al fin y al cabo no es sólo la cantidad de dinero, sino en qué se destina.
Medellín en la escena
La cultura no se define tan fácil. A veces queda reducida a las bellas artes y pensarla es traer a la cabeza el teatro, las artes plásticas y la música. Y en ella cabe mucho más. Algunos incluyen unas cosas, otros, unas muy diferentes.
En la ciudad pasa por el alumbrado de Navidad, las bibliotecas, los clubes juveniles, la educación ciudadana (donde trabajan hasta temas de movilidad), barras de fútbol, turismo, etnias, diversidad sexual. "No es solamente la cultura, sino una herramienta de transformación social", estima el Secretario.
Y en ese sentido, resalta un hecho que le parece fundamental: el sector privado está comprometido con la cultura de Medellín. "Creo que lo más poderoso que tiene, ya no es inclusive la cultura, es que estamos actuando todos juntos".
Un juego de doble sentido. Aporta el gobierno local, los grupos hacen lo suyo y la empresa privada se mete la mano al bolsillo.
Muchos hasta utilizarían el término privatización, así otros lo vean como una manera de trabajar en conjunto, por un mismo objetivo.
"Cada vez más, y en el mundo está demostrado, que no sirve sólo privado y público, que es indispensable esa unión. Es un proceso que se va tejiendo, pero creo que la empresa privada cada vez descubre que hay que trabajar al lado de lo público", expresa Juliana Restrepo, directora del Museo de Arte Moderno.
En Medellín ha funcionado, aunque haya ejemplos en otras ciudades del mundo donde entidades culturales, como el Museo de Antioquia, según manifiesta su curador, Conrado Uribe, son subvencionadas por el estado hasta en un 80 por ciento.
"Compartir recursos con la administración pública y privada genera una situación mixta en términos de la gestión, que es interesante cuando se compara con otros países, pero que obliga o requiere de un trabajo de gestión muy alto por parte de las directivas del museo", añade Conrado, sin dejar de señalar que el apoyo que han tenido, por parte de la Alcaldía, es muy importante. "Uno a lo mejor quisiera que de parte de la Nación y de la Gobernación hubiera un apoyo un poquito más grande".
¡Público!
La percepción, sí, es que vamos mejorando, pero también, que falta más respuesta del público. Uno enamorado, que asista no porque es gratuito, sino porque es una necesidad, de algún tipo, espiritual, podría ser.
"Digamos que aquí falta mucho en formación de públicos. Eso está directamente ligado a un tema que tiene gran debate en la ciudad, que es el acceso gratuito a los eventos culturales", considera Juliana, mientras hace la salvedad de que no se puede confundir con el programa que tienen, por ejemplo, los museos para la entrada gratuita, que va por el lado de garantizar el acceso a la cultura por parte de los estratos bajos.
"Hemos querido es que se fomente el público que no tiene la posibilidad de acceder", agrega Jaiver Jurado, presidente de Medellín en escena.
El tema cultural no se mide por los índices de gestión, ni por los números, que son importantes. Lo cultural también es cualitativo e implica invertir, pero que si hay una buena biblioteca, hayan buenos libros. Si hay un teatro, que la gente lo llene, porque le encanta.
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