Cuando las personas toman la profesión que eligen como su objetivo de vida, con dedicación, mística, entrega, asumiendo retos y riesgos, piensan que le han cumplido a la sociedad que les da la oportunidad de demostrar de lo que se es capaz, al haber jurado cumplir con las obligaciones que el camino escogido les impone.
Eso que se menciona en el párrafo anterior tiene validez en algunas profesiones y se llega a la mayor edad ejerciéndolas, con plenitud, mayor experiencia y conocimiento pleno, que en la mayoría de los casos lo van dando el tiempo y el ajetreo en la actividad escogida, con el afán de cada día; decían los viejos "Más sabe el diablo por viejo que por diablo".
Desgraciadamente la profesión militar en Colombia es diferente a otros países, como es bien sabido, se desaprovechan la experiencia, el conocimiento, el liderazgo y a una temprana edad, llegan al uso del buen retiro cuando la vida está en todo su esplendor, teniendo en cuenta que pocos militares llegan a los 60 años de edad en el servicio activo.
Pero el retiro, cuando se da por tiempo de servicio, voluntario, considerando las personas que van en ascenso, tiene su motivo y la satisfacción del deber cumplido, lo que es difícil de asimilar es cuando ese retiro es con base en presiones políticas, de una oposición inclemente, de algunos periodistas o medios que odian las instituciones armadas legalmente constituidas, que son el fiel de la democracia y la estabilidad de la nación.
Cuando una guerra es tan desigual, poca moral debe ir quedando dentro de las instituciones; en Colombia la persecución a nuestras Fuerzas Armadas tiene muchos actores; vasta observar el trato contra ellos, de políticos, periodistas, columnistas, ONG de izquierda, instituciones internacionales que permanentemente las hostigan con sus declaraciones y se llega a la conclusión de que la guerra de la comunicación es más dura que la guerra armada, que estamos seguros se ganaría, sin tanta dificultad, considerando que todo guerrillero o subversivo, después de muerto, es un campesino indefenso; con razón el dicho "No hay muerto malo".
Cuando se juzga a las personas, con el afán de la chiva o el protagonismo, sin ser escuchadas, sin ser investigadas y sin el debido proceso, se está cometiendo una injusticia que no tiene reversa, todos los días irá desmoralizando más a personas que han dedicado lo mejor de sus vidas buscando una patria mejor para todos, con base en el sacrificio personal y el de sus familias. Por el bien de Colombia y el de los servidores de las Fuerzas Armadas legalmente constituidas, reflexionemos.
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