Hasta el jueves pasado trabajó de manera febril en el fondo del socavón como es costumbre.
Rubén Darío Restrepo se había preparado con todas las ganas para disputar el Clásico El Colombiano, pero el viernes llegó la noticia que pone a prueba hasta la misma fe del carbonero.
La tragedia volvió a tocar a sus puertas. Esta vez en La Cancha, donde hace 15 años laboraron las encallecidas manos de quien conocen como el Ciclomontañista de Amagá.
Ayer, los sentimientos eran encontrados para este hombre de 51 años que depende, básicamente, de su trabajo en las minas de carbón de un pueblo, que según él "sabe solo de minería".
A Rubén ya se le agotaron las lágrimas de llorar a los muertos del socavón. A los de hace cuatro o más años, porque lleva 20 metido en las minas, sacándole lo mejor a la tierra, para darle el sustento a su familia. "Esta vez quedaron en la mina dos tíos de mis niños y un sobrino. Si ellos estuvieran atrapados en la roca sería otra cosa...".
Rubén no perdió la fe. Aún guarda un pequeño hálito de esperanza, pero él sabe que hay agua de por medio y que todo se hace más complicado. Pero aún así tuvo ánimos de disfrutar del Clásico, donde sabe que tiene un espacio para gozar, así las penas inunden su corazón
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