Reconoce que recuperar la confianza de los habitantes de Gramalote no ha sido fácil. Acepta que La Mojana no empezará a ver las obras si no hasta 2016 y confiesa que este ha sido un año muy, muy difícil. Espera que el 2014 sea el de la "cosecha".
Esa es Carmen Arévalo, gerente del Fondo Adaptación, que se encarga de la construcción de algunas zonas del país que resultaron afectadas por el fenómeno de La Niña 2010-2011. Arévalo tiene la tarea de reconstruir el Canal del Dique, La Mojana, Gramalote y el jarillón del río Cali. Aunque el avance aún no se ve, dice que ganarse la confianza de la gente no ha sido tarea fácil.
¿Cuál de los proyectos siente más cercano?
"Hay dos temas gruesos que me angustian mucho. Para empezar, Gramalote. Este es el proyecto más sensible que tiene este Fondo, el más sensible. Involucra a unas 970 familias. Estamos hablando de un territorio muy inestable, con problemas geológicos serios. Encontrar el sitio para reubicar a Gramalote, de una manera segura, nos costó trabajo. Al fin ya lo tenemos".
¿Por qué?
"Créame que entiendo la desesperación de la gente ya que se ha perdido la cohesión del tejido social, las relaciones con los familiares, con los amigos, eso es muy duro y yo entiendo. La gente se desespera y nos presiona mucho y eso lo tienen que hacer. Ahora cuando se cumplieron los tres años les presentamos finalmente una propuesta de diseño urbanístico, una maqueta. Con esto ya puedo decir que hay luz al final del túnel y efectivamente ya tenemos en las manos los hilos de este proyecto como para decir que en dos años habrá pueblo".
Pero entones si el asunto está tan claro, ¿por qué la queja de la comunidad?
"Toda una serie de factores nos llevaron a que la escogencia debía ser Miraflores, después de que los gramaloteros estaban esperanzados con el otro terreno, Pomarroso. ¿Te puedes imaginar la rabia de la gente cuando llega el Fondo de aguafiestas y les dice que la reconstrucción se hará en otro sitio? La furia de la gente fue enorme, fue terrible. Nos convertimos en los malos del paseo. Les rompimos la esperanza que estaba arrancando, la cortamos. Comenzamos desde cero la tarea de volvernos a ganar la confianza, los corazones de los gramaloteros porque nos quedaron odiando. Los habíamos perdido".
¿Y ya se los volvió a ganar?
"Ya estamos en el proceso. Ya siento que volvimos a retomar los afectos".
Entonces, ¿Gramalote es una angustia o una derrota?
"No, no es una derrota no. Es un gran reto. Sigue siendo angustioso, pero ya se va equilibrando con estos sentimientos más positivos. Ya sabemos para dónde vamos".
¿Cuál es el otro proyecto que la angustia?
"La reconstrucción de las viviendas en general. Según el registro que recibimos en el inicio eran 109.000 viviendas destruidas que debíamos reconstruir, mayoritariamente rurales y dispersas, entonces lo primero que teníamos que hacer era ir a verificar que esas casas si estaban destruidas para armar los proyectos. Nos encontramos que en una casa vivían tres personas, pero que esas tres personas, por ejemplo, aparecían en tres casas distintas destruidas, ahí no eran tres casas, era una. El asunto es que este ha sido un esfuerzo grande por la dispersión de los lugares, tenemos casas para reconstruir en el Pacífico, Chocó, Cauca, Nariño y llegar allá ha sido una labor dura, son zonas de conflicto, zonas geográficamente aisladas… Esa es mi gran preocupación porque todos esos factores nos han llevado a que la solución no haya sido tan rápida como la gente la esperaba. Yo no podía salir como una loquita a construir viviendas sin saber exactamente cuántos eran los damnificados".
Otro proyecto, el de La Mojana. Aquí la gente no cree porque tampoco se han empezado a ver las obras y querían la solución para ya.
"Sí, eso lo tengo claro. Nací en Magangué y Magangué hace parte de La Mojana. Desde muy pequeña estoy viviendo la historia de sus inundaciones. Siempre las tragedias en invierno están allá y lo que se hace es cierre aquí, tape allá, abra aquí, drague allá. Con La Mojana el país ha desarrollado la terapia de la curita, se van haciendo reparaciones puntuales, pero realmente no se ataca todo el problema. Lo que hicimos fue hacer un alto y empezar un trabajo integral, hacer una planificación a largo plazo, mirar La Mojana como un todo y hacer una solución del todo. El país en algún momento lo tenía que hacer. La terapia de la curita no le sirvió a La Mojana".
¿Tiene fecha La Mojana?
Sí, si tiene. Hoy estamos haciendo el levantamiento batimétrico, topográfico de 1.100.000 hectáreas. También vamos a modelar las situaciones de riesgo. El año entrante vamos a empezar y a final de año tendremos ya identificadas las obras de intervención que haremos. Las obras definitivas en La Mojana se inician en 2016".
Y del 2014, ¿qué espera?
"El 31 de diciembre completamos cerca $3 billones contratados este año. Espero que el gran año de la ejecución sea el 2014. El 2013 ha sido muy duro. Muy duro. No solamente por la cantidad de trabajo, sino por ir ajustando los mismo procedimientos. Nosotros nos estamos inventando la rueda porque el Fondo fue una institución que nació desde cero para atender unos problemas puntuales. Eso ha sido duro. Pero ya hemos ido concretando las cosas. Ya estamos entregando obras. El ritmo de entrega de obras se va a incrementar en 2014. Ese será el año de la cosecha para el Fondo, el 2013 fue el año de la siembra, de una siembra en terrenos muy difíciles, al menos ya me he ido ganando el corazón de la gente".
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