Dice que no cree en una Europa federal, similar al modelo adoptado en Estados Unidos, pero de lo que sí está convencido es de que se necesita más poder político centralizado en Bruselas para que los gobiernos de cada Estado miembro no se vean tentados a desviarse de las reglas fiscales pactadas en el tratado de Maastrich.
Se trata del doctor Klaus Zimmermann, director del Instituto para el estudio del empleo (IZA) en Alemania, quien señala que no puede haber crecimiento sostenible sin estabilidad fiscal y por eso defiende la austeridad que tanto promulga la canciller alemana, Angela Merkel. En su paso por Medellín, donde fue invitado por la Universidad Eafit a dar una charla, habló con este diario sobre su visión de la crisis europea actual.
¿En su opinión, cuál es la principal causa de la crisis de Europa?
"Las causas han sido muy obvias: la desconfianza de los mercados financieros en la estrategia de la Unión Europea para lograr una estabilidad fiscal. Los déficit estructurales iban en ascenso, así como los niveles de deuda de algunos países se salían de control, y los gobiernos no se movían a hacer una jugada los suficientemente sólida para resolver este problema, que de hecho, sigue ahí".
¿Está de acuerdo con la política de austeridad de Merkel?
"Este debate sobre la austeridad es un malentendido. No es un modelo alemán: el nuestro se basa en reformas estructurales y una visión clara de a dónde queremos llegar al medio plazo. En Alemania nunca hemos recortado gastos: todo lo contrario, sabemos que debemos aumentar los impuestos para resolver nuestros problemas estructurales. Así que es muy simple decir que la austeridad no es buena, pero la estabilidad fiscal es una condición necesaria para que haya crecimiento".
¿Hemos visto lo peor de esta crisis?
"Yo creo que sí. Los gobiernos europeos están caminando hacia la dirección correcta en cuanto a un mayor control del sistema bancario y a una estabilidad fiscal. Sin embargo, no hemos llegado a la solución final para esto, pues todavía no decidimos quién se encarga de asegurarse que los déficit estructurales desaparezcan de los países miembros. Necesitamos más centralización del poder político en Bruselas: no me refiero a un estado federal como el que existe en Estados Unidos, pero que alguien en Bruselas pueda vetar el presupuesto de un país miembro si este no está siguiendo las reglas básicas".
¿Y qué figura tendría ese poder?
"Podríamos pensar en la creación de un ministerio de finanzas de la Unión Europea, que tenga la autoridad de intervenir de manera autónoma en la política fiscal de un país miembro, si las reglas de Maastrich se están rompiendo. Esta institución tendría, en estos casos, poder de veto".
¿Qué papel debería jugar el Banco Central Europeo (BCE)?
"El BCE fue pensado para ser la autoridad monetaria de la Unión Europea y eso es lo que debería ser. Pero en medio de la crisis se le han atribuido también tareas de una autoridad fiscal e incluso, el creador de regulación. Esto es muy peligroso pues en la próxima crisis, el BCE será el causante de los problemas y al mismo tiempo, el llamado a resolverlos. Así que hay que distribuir todo el poder que en la actualidad está en manos del BCE".
¿Cuánto se demorará la región en reconstruir lo que ha perdido en cuanto a productividad y empleo?
"Al menos cinco años, pero no es que hayan perdido productividad en la crisis: el problema es que no la tenían antes. Necesitarán cinco años o más para ponerse en pie de nuevo, pero sin reformas estructurales nunca alcanzarán el nivel de productividad necesario".
¿Cuál es la más importante de esas reformas?
"Aquellas que promuevan la movilidad de la mano de obra entre los países miembros. Tenemos tasas de desempleo altísimas en algunas partes de Europa, pero en otras partes las tasas son muy bajas e incluso se necesita mano de obra. Los jóvenes desempleados deberían poder continuar su formación en otro país y así se les abrirán las posibilidades de encontrar otro trabajo".
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