En Medellín los inconvenientes para la labor pastoral no varían. El padre Juan Carlos Velásquez, párroco de San Fernando Rey, del barrio Alfonso López, tiene jurisdicción espiritual también en otros barrios de la comuna 5: La Candelaria, Francisco Antonio Zea y Córdoba.
"Como la mía es una parroquia situada en zona fronteriza entre barrios, casi todas las noches oímos balaceras. La semana pasada hubo tres muertos en este barrio".
Comenta que "gracias a Dios" la figura del sacerdote es respetada y no es él quien tiene amenaza alguna, sino algunos de sus feligreses.
"Llevo nueve años en esta zona y cuando uno lleva tanto tiempo viviendo en un sector con violencia como éste, aprende a leer el ambiente. Noto que merma la gente de las misas y me digo: la situación está difícil. Luego, esta percepción la confirmo con las mismas personas, que, en las reuniones pastorales, me dicen: 'padre, debemos ser breves porque el barrio está caliente y no podemos dejarnos coger de la noche'". Total, les toca atravesar las llamadas fronteras invisibles y corren riesgos ante los delincuentes.
Así, avisado, el sacerdote debe adelantar el horario de algunas actividades. Si eran a las ocho de la noche, las convoca para las siete. Y él nota que las personas no se quedan "cachando (hablando) después de la reunión ni van a la cafetería a comer algo, como sucede cuando todo está en calma". El sacerdote cuenta que los habitantes de sus barrios tienen gran capacidad de perdón.
Comuna 13
El padre José Zuluaga, de la parroquia La Divina Pastora, de El Salado, dice que en su comuna, tan estigmatizada, está viviendo una situación diferente. "Desde hace tiempos, por lo menos dos años, no hay problemas". Recuerda que antes de este tiempo, se vivía un gran temor por parte de la comunidad.
"A mí me corresponde subir hasta sectores muy altos y que antes eran más peligrosos. Uno veía en los patios de las casas a muchachos de bandas que nada tenían que ver con esas viviendas. Y la gente que me acompañaba me decía: padre, tal persona es de equis banda y así. Pero ahora el ambiente está tranquilo. Hay buena presencia de la fuerza pública".
Pico y Placa Medellín
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