Una década después de la intervención que transformó a doble calzada la vía al alto de Las Palmas, los ahorros que se pretendieron en los diseños no sólo les dan razón a los críticos que los cuestionaron por "imprevisión y cicatería", sino que el costo original de 30.000 millones de pesos se sextuplicó a 180.000 millones sin que la vía pueda calificarse en estado terminado.
En pleno verano, hoy la carretera tiene alta utilización y está sometida a la recuperación de nueve puntos críticos que obligan a restricciones de tráfico, pero la ingeniería concibe que el mejor momento para valorarla es en condiciones severas de la naturaleza.
La arteria es la más usada para llegar al aeropuerto de Rionegro, como quiera que el promedio diario por el peaje de Sajonia es de 13.500 a 14.000 vehículos, y en los picos de fines de semana puede subir a 18.000, según reportó la ingeniera Isabel Cristina Gutiérrez, de la Concesión Aburrá-Túnel de Oriente.
El ingeniero Johel Moreno, que en los últimos años ha sido el veedor de la SAI en la obra, comentó que la falta de visión en cuanto a la calidad que significa una vía en condiciones confortables y seguras, está muy lejos de lo que se dio como solución, a cambio del proyecto original que incluía un túnel.
"En su momento se pensó que bastaría con la décima parte del túnel, que valía unos 300.000 millones, para una excelente comunicación con el Oriente", se dolió, porque el contrato original de la doble calzada más las obras posteriores en muros de contención, restauración de puentes, recuperación del pavimento, remoción de derrumbes, multiplicaron la inversión.
Esto sin contar con la falla del viaducto que se pretende recuperar y que -a juicio de uno de sus compañeros- en una estructura continua es una tarea tan delicada que se podría semejar a "enderezar un banano".
"Todas las vigas están amarradas unas con otras. Eso tuvo movimientos verticales y horizontales, se desplazó del eje y se asentó", advirtió Moreno.
El ingeniero afianzó su punto de vista en que el costo de la solución elegida ya se multiplicó por seis, y sólo el tramo más crítico de 6,5 km entre la intersección de El Tesoro y Sancho Paisa valió 30.000 millones, más lo que falta. "La ampliación siempre se había descartado por inestabilidad, problemas geológicos y presencia de coluviones. Ahí fue donde se toreó la montaña y nos pasó la factura".
Esa cuenta de cobro ha pasado por cierres prolongados en invierno por derrumbes, la caída de una masa de tierra y rocas en el kilómetro 13+850 que causó la muerte a un ciclista, el hundimiento de la calzada de ascenso cerca al colegio San José y afloración de fallas en la estructura.
Con esta herencia, la administración de Sergio Fajardo emprendió un proyecto de recuperación por 33.000 millones de todos sus sitios críticos.
El gerente de Proyectos Estratégicos, Sebastián Álvarez, no entró en polémica sobre los diseños, dijo que es la puerta de entrada a Medellín y el reto es recuperar sus fallas estructurales, tratar los taludes, en un proceso que incluye estabilidad de la obra, seguridad vial y el componente estético.
La señalización está completa, se avanza en el ornato en convenio con el Jardín Botánico, y ya se inició obra en el sector del Colegio Latino, para entregarla a mediados de año.
Para la obra más compleja, en el colegio San José, la firma Solingral hizo los diseños y se evalúan seis propuestas para adjudicar el contrato el 28 de enero e iniciar labores a mitad de febrero.
El plazo de ejecución es nueve meses y el costo es de 11.000 millones para conformar la calzada de ascenso, hacer obras de protección con pilas para contener los movimientos de la ladera, y un pequeño viaducto.
Para Álvarez los demás puntos no son tan críticos ni impactarán el tráfico vehicular y tiene la certeza de que con esta inversión, la vía recuperada se entregará entre agosto y septiembre.
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