Aunque permiten atender las necesidades actuales, las Unidades de Cuidado Intensivo con las que cuenta la ciudad y el país todavía tienen muchos peros que corregir. De no hacerlo los pacientes seguirán pagando los platos rotos de esa desorganización.
Y es que el problema tiene dos aristas. Una de ellas es la que menciona, Luis Horacio Atehortúa, presidente de la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Amci, cuando explica que "la dificultad está en que las normas de habilitación para las UCI en el país no exigen que la atención de pacientes críticos sea realizada por especialistas en medicina de cuidado intensivo, aquí pueden atender anestesiólogos, internistas, cirujanos o urgentólogos. Por esa razón estamos tratando de reformar la noma de habilitación que se aplica desde este año".
En segundo lugar, Olga Hernández Ortiz, presidente de la Asociación de Cuidado Intensivo de Antioquia, señala que el otro gran problema de las UCI tiene que ver con el traslado de los pacientes a estas unidades. "Está pasando mucho que la referenciación no es la adecuada. Necesitamos una organización óptima de modo que se sepa cuáles UCI están en capacidad de recibir determinado tipo de pacientes".
A esta problemática se suman las críticas que hacen los especialistas al los contratos y convenios que firman algunas EPS con las UCI más baratas, que por extensión tienen pocos recursos y por supuesto, afecta directamente la recuperación del paciente crítico.
"Para las IPS es un buen negocio tener una UCI y subir el estatus de atención a nivel terciario por ejemplo, con eso la facturación es mucho más alta pero la unidad no cuenta con dispositivos, con gente entrenada y además, el resto de la institución no cuenta con recursos de cuidado intensivo. Una UCI no trabaja sola, depende también del buen servicio de radiología, neurocirugía, laboratorio e infraestructura en general que soporte la UCI," afirma Atehortúa.
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