Argentina llegó ayer para tratar de ponerle un broche de oro a la fiesta que armó Brasil, y para ello cuenta con Lionel Messi, Angel Di María Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero, que suelen dar mazazos imposibles de digerir.
Aunque la cantidad de jugadores ingeniosos no garantiza sociedades explosivas, Argentina cuenta con ambas cosas del mediocampo hacia arriba: ingenio y explosión.
No se duda del poder de juego albiceleste con Messi, Di María, Agüero e Higuaín, pero habrá que ver cómo se defiende cuando la atacan, principalmente por el lateral de Marcos Rojo. La actualidad de Rojo es para no creer: en las mesas de café, en los vinos entre amigos y en la prensa argentina, es el jugador más criticado junto con el arquero Sergio Romero.
Con Romero en el arco y con Rojo en la izquierda, en los dos últimos partidos Argentina convirtió cinco goles y no recibió ninguno.
¿Trinidad? ¿Eslovenia? ¡Por favor… Esos no son rivales para medir el poderío de Argentina y menos a su defensa.
Para el técnico Alejandro Sabella su postura de salir con Romero y Rojo de entrada es capítulo cerrado, como lo fue cuando medio mundo pedía un lugar para Carlos Tévez y el "míster" ni se inmutó.
Y estas serían las películas de las cuales podrían ser protagonistas los jugadores:
-Arquero: "¿Salgo o no salgo?".
-Defensas: "Dolores de cabeza".
-Volantes: "Ayuden a la defensa".
-Delanteros: "Los cuatro fantásticos".
-Técnico: "¿Y quiénes son esos fantásticos?".
Messi, Agüero, Higuaín y Di María. Por lo menos así se les conoce en Argentina.
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