Las justas electorales que actualmente vivimos en Colombia se han desarrollado en un ambiente muy diferente a lo que recuerdo de jornadas anteriores. Según los expertos, el ejercicio democrático actual se torna más saludable para el país. Esta afirmación tiene su asiento principal sobre dos fenómenos importantes que ocurren en torno a las campañas políticas actuales.
El primero de éstos ha sido una especie de euforia colectiva por participar de la democracia, que viene de la mano de las nuevas generaciones. Esto, después de una jornada electoral en marzo que pasó sin grandes novedades con respecto a años anteriores y de una apatía colectiva por la participación política que ha caracterizado a este grupo poblacional. Paulatinamente los jóvenes se vieron contagiados por una campaña que le apostó a los valores fundamentales como la vida y a principios de ética que ya se consideraban perdidos en este campo. Los espacios de discusión política que no pocas veces ocupan el tiempo de reunión de los jóvenes, pasaron de ser clandestinos a ocupar momentos y lugares públicos, a ser expresiones colectivas a favor de la construcción de un gobierno transparente. También la necesidad de un cambio radical en la manera de llevar las riendas del país ha desatado el interés por temas nacionales, de construcción de república, identidad y reconstrucción del tejido social.
El segundo fenómeno que estamos viviendo en torno a la elección presidencial de mayo, que no es nuevo en política, pero sí para el caso colombiano, es el uso de las redes sociales y el internet como herramientas de difusión. Ya Barack Obama, en su candidatura, había echado mano de estas herramientas para captar nuevos votantes y sobre todo para atraer al difícil público juvenil hacia las urnas.
Blogs, páginas en Facebook y Twitter; son algunas de las maneras que usan hoy nuestros candidatos para atraer nuevos votantes. Estos son medios que aseguran no sólo menores costos de difusión sino una rápida expansión a través del voz a voz virtual y alcanzar públicos que son difíciles por los medios más tradicionales. Las redes sociales permiten una respuesta de articulación rápida frente a la coyuntura, la captación de los medios y personas interesadas, pero sobre todo, abren la posibilidad de la participación ciudadana en vivo y en directo. Manejar la información en caliente permite a los ciudadanos la generación de opinión pública pertinente, y a los candidatos la posibilidad de conocer a sus electores, sus necesidades y deseos frente al gobierno, y tomar de esta información lo que necesitan para sus campañas.
Como joven y usuaria permanente de internet y de las redes sociales, celebro que la política nacional se esté preocupando por llegar a públicos que comúnmente están alejados del debate político. Es nuestro deber participar como ciudadanos, pero es mejor cuando se hace por convicción. Mi esperanza, y creo que hablo en nombre de muchos, es que estos fenómenos que hoy encontramos en el debate electoral, no sean transitorios, sino que por el contrario, se mantengan y garanticen una participación permanente de la sociedad.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6