Por años estuve dentro de ese grupo de personas que en el sistema político-politiquero se denominan líderes políticos.
En alguna ocasión se dio la oportunidad y me atreví a definir a estos personajes conocidos como líderes políticos: convencedores de enclenques voluntades a las que llenamos de esperanzas para matarlos con el engaño.
Podemos imaginarnos las caras que pusieron los grandes caciques, cuando escucharon tan clara definición. Hoy, a mi edad, después de ver correr tanta agua bajo el puente, creo firmemente que decía la verdad.
Nos merecemos lo que tenemos por falta de educación en general y de educación política en particular.
El mal es de punta a punta. Desde las altas esferas hasta el más humilde ciudadano.
El voto se compra y se vende, de una u otra forma, pero el negocio se da... diría al 80%. Volvamos a la educación cívica desde cuando nuestros niños llegan al jardín. Lo demás es casi un imposible.
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