La pesadilla asfixiante pertenece ya al pasado. Los Moncayo Cabrera parecen liberados de las cadenas del secuestro y están listos para vivir la docena de navidades y cumpleaños en un mismo día, como si se tratara de un premio mayor acumulado.
Si la noticia de la libertad de Pablo Emilio Moncayo resulta conmovedora, para su familia lo será doblemente cuando Gustavo le pida a su hijo Pablo Emilio, una vez baje del helicóptero, que sea él quien lo libere de las cadenas con las que caminó medio país buscando el acuerdo humanitario, como alternativa a su idea de crucificarse en la Plaza Central de Pasto.
En vísperas de la liberación y mientras 20 familiares volaban hacia el aeropuerto de Florencia donde será el operativo este martes en la mañana, Héctor Cabrera, en Bogotá, sabía que las lágrimas de orgullo, coraje, sensiblería y nostalgia que rodarán por sus mejillas, no se detendrán.
"No importa cómo será la felicidad de todos por allá, pero Gustavo y yo tenemos fijo que el objetivo es la liberación de los demás secuestrados como Libio José Martínez, quien pasará a ser el que más tiempo lleva en cautiverio", asegura Héctor mientras empaca el obsequio que le tiene a su sobrino.
"Lo que tengo aquí es una sorpresa. Mi pensamiento era regalarle una guitarra, pero supe que ese sería el de Gustavo. Lo más importante para mí será poder disfrutar con él todos esos momentos como navidades, aniversarios y cumpleaños, que no hemos vivido y que alcanzamos a pensar que no se darían, por todas las cosas que se han frustrado para traerlo a casa".
Y es que Héctor no puede dejar de pensar que desde el 16 de abril del año pasado, la familia venía aplazando la felicidad del reencuentro.
Últimas horas sin Moncayito
Las horas del pasado fin de semana, el último que esperan pasar sin él, estuvieron cargadas de ansiedad y de cuentas alegres sobre cuáles serían los regalos que le llevarían.
Y aunque Pablo, una vez llegue a Florencia, se entrevistará con el Alto Comisionado para la Paz, tal vez con el presidente Álvaro Uribe, y sea trasladado al Cantón Norte en Bogotá, donde recibirá a todos sus seres queridos antes de ingresar al Hospital Militar, la familia completa prefirió viajar un día antes de la liberación a Florencia. Sus cuatro hermanas, sus dos sobrinos y sus padres, lo hicieron cargados de regalos.
Tienen claro, por ahora, que respetarán si el sargento decide continuar en las Fuerzas Militares.
"A partir de ahora lo que la familia piense es algo secundario. Lo importante es que él, como dueño de sus propias decisiones y sin ningún tipo de presión, decida si continuará en el Ejército después del secuestro", manifiesta Héctor.
"Lo que sabemos es que en el Cantón Norte los familiares tendremos poco tiempo de saludarlo porque son muchos los inscritos. Le llevaremos algún presente y ya, cuando salga del hospital, partirá a Sandoná, donde lo está esperando todo el pueblo".
En su tierra natal, en Nariño, Pablo Emilio permanecerá varios días y se sabrá si continuará en las Fuerzas Militares. Por ahora, el trabajo de este sargento será disfrutar la compañía de Gustavo, doña Stella, sus hermanas Nora Helena, Karol Dayana, Yury Tatiana y conocer a la pequeña Laura Valentina y a su nuevo sobrino recién nacido.
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