El general Nicasio Martínez, comandante de la IV Brigada, señaló en este diario la confluencia de intereses y actividades entre Farc y bandas del crimen en Medellín. Se trata de la instrumentalización de combos en los barrios para que le sirvan en tareas criminales urbanas.
Una mezcla explosiva y reveladora de degradación y lumpenización paulatina de la insurgencia, que desdice de sus fines políticos y se adentra en organizaciones relacionadas con narcotráfico, microtráfico y sicariato en las ciudades. Ya es conocida la "venta de secuestrados" de bandas a la subversión y control de la venta de cocaína.
Entonces, ¿estamos frente a quién? ¿Un pillaje disfrazado de político? ¿Una guerrilla que está amarrada a los fines de lucro del crimen? Vaya preguntas frente a denuncias que hacen ver que aquel romanticismo revolucionario ha mutado en una estrategia criminal, sin asomo de buscar transformación social alguna. Solo delitos comunes y terrorismo.
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