La apropiación de conceptos es una estrategia utilizada por diferentes marcas comerciales para vender sus productos. Coca-Cola utiliza el concepto de la felicidad en su publicidad y la cerveza Póker hace lo mismo con el tema de la amistad.
En el campo político también somos testigos de este tipo de estrategias: Barack Obama ha tomado como suyo el tema del cambio; Sergio Fajardo, el de la educación, y un grupo de personas, encabezado por la exsenadora Piedad Córdoba, el de la paz.
No es cierto que sea este grupo de políticos, académicos y artistas el que tenga las banderas de la paz; somos muchos los colombianos que trabajamos por ella a diario desde la empresa, la academia, la política y el trabajo social. Colombianos por la paz somos muchos y no solo este grupo.
Genera dudas cuando los "colombianos y colombianas por la paz" hablan de acuerdo humanitario, presos políticos y defensa de los derechos humanos con toda la vehemencia, pero guardan silencio frente a las atrocidades cometidas por las Farc. No genera credibilidad que este grupo critique solo a una de las partes (autodefensas, bacrim), pero deje de mencionar a las otras (Farc, Eln).
Tampoco genera confianza, y por el contrario levanta dudas cuando se busca montar todo un espectáculo mediático alrededor de las liberaciones de los secuestrados -que quede claro: secuestrados, no prisioneros de guerra, reos, ni nada por el estilo- ¿para qué invitar a la Nobel de Paz, Rigoberta Menchú?, ¿qué diferencia hace esta respetable señora en este proceso? Ninguno, pero eso sí, le da visibilidad mediática internacional al evento. Y claro, si lo que se busca es figuración internacional, en el fondo lo que hay es una intención de involucrar más países en el manejo de un tema interno, como se ha intentado en otras ocasiones. Recuérdese las célebres "comisiones internacionales".
Las banderas de la paz no pueden estar en manos de un grupo cerrado, la búsqueda de la paz debe ser liderada por el Gobierno Nacional, y es una cuestión que concierne a todos los colombianos y por lo tanto no debe ser monopolizada.
Bienvenido el trabajo de quienes buscan la libertad de los secuestrados; eso sí, que lo hagan respetando las instituciones del Estado, por convicción y no como trampolín político y, sobre todo, haciéndolo con un pleno respeto por la dignidad de la persona, y jamás explotando el dolor con el objetivo de figurar ante la opinión pública.
Colombianos y colombianas por la paz somos muchos, incluyo dentro de ese gran grupo a los miembros de las Fuerzas Armadas, quienes a diario buscan el orden y la tranquilidad y exponen sus vidas en todos los rincones del país. ¡Ellos sí que son colombianos y colombianas por la paz!
La paz es la consecuencia de la guerra, y ésta no solo se combate con la legítima fuerza del Estado sino además en todos los campos de la vida social. La paz es cuestión de todos, no de un grupo exclusivo. Colombianos por la paz somos todos.
@FedericoHoyos
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