Lo único que sorprendió a Lucho Herrera, hace 25 años, fue que el presidente Virgilio Barco se pusiera su camiseta de campeón de la Vuelta a España.
Lo demás, para él, pero ya en carreteras ibéricas, no fue tan sorpresivo en una victoria que el país no olvida, dado el calibre de la conquista.
Ese millón de pesos que ganó como premio dentro del equipo, lo recuerda como algo efímero. Lo que sí quedó en su corazón fue el afecto de millones de colombianos que vibraron con la gesta, que fue como una especie de reconquista.
Para Lucho, el Jardinerito, las sorpresas no lo fueron más cuando el 4 de mayo, día de su cumpleaños 26, asumiera el liderato en Lagos de Covadonga, donde ganó de forma magistral.
El trofeo gigante, las camisetas amarillas de líder y la de campeón las tiene aún en su casa de Fusagasugá, donde hacen parte de su paisaje urbano.
Los años pasaron y Luis Alberto es el mismo en su ser. Callado, pero cuando está en confianza deja ver sus emociones, como aquellas cuando cruzó la meta final en el Paseo de La Castellana, al lado del estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
Hoy no hace distingos al momento de recordar gratitudes. Todos sus compañeros del Café de Colombia van en la misma bolsa, incluso su entrañable amigo Henry Cebollita Cárdenas , uno de los gregarios que le ayudó a refrenar los ímpetus del francés Laurent Fignon.
"Fignon hacía sus diabluras y había que estar preparado. Nos atacaba en las zonas de alimentación o en los sitios menos esperados. A más de uno lo tomó mal parado, orinando al lado de la vía", cuenta el campeón de la ronda, quien tuvo sus peores momentos vestido de oro, cuatro días después de haber asumido el liderato.
Una tendintis, que siempre fue un secreto de estado en las filas del Café de Colombia, tuvo en vilo a todo el elenco. El tratamiento fue de horas prolongadas, una vez terminadas las etapas, para buscar la recuperación de un hombre más largo de piernas que de tronco, quien llegaba a la conquista de Europa.
¿Será que nos vais a mandar a casa? Esa fue la pregunta repetida de pedalistas españoles, cuando apretó el paso de los escarabajos en la montaña, la aparición de un fortísimo sol y nada de los vientos de costado, en la zona de Castilla y León.
Lucho recuerda las señales que daba la carrera. Los lances de Sean Kelly - se retiró por forunculosis-; las ansias infinitas del alemán Raimund Dietzen y las travesuras de Fignon, como aquella camino de Ávila, día en que peligró el sueño de todo un país que buscaba la catarsis frente a las angustias de la guerrilla y el narcotráfico.
Lucho era el centro de una nación y el foco de atención, en tanto se batía al lado de 20 colombianos que ponían su mejor cuota, en lo que llegó a ser una alianza entre los cafeteros y el Manzana Postobón que dominaba la clasificación colectiva. "Todos trabajamos en unión. Café de Colombia por el título general y Manzana por los equipos", relata el Jardinerito, exesposo de Judith Xiques , la modelo barranquillera que le robó la mirada desde la salida, en Popayán, en una Vuelta a Colombia.
Hoy, el Jardinerito de las multitudes vive solo, mas no de los recuerdos. La celebración de los 25 años de la conquista de la Vuelta a España se renueva. Son muchas las llamadas de gente que le reitera sus afectos, como esos que tiene a su lado con los hijos Valentina (16 años), Luis Alberto (13) y Juan Felipe (12), quienes comparten con la mamá Judith, que también está en Fusa.
Lucho viaja en el pasado ¿Y cómo no? Pero en el presente lo hace con frecuencia a la Costa Atlántica, a donde va por negocios, con las voces que le recuerdan lo grande que hizo en España, Francia e Italia. El Jardinerito de las masas, que aún se pregunta, por qué el presidente Virgilio Barco se puso su camiseta de campeón.
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