Mire usted cómo son de protuberantes y vistosos ciertos negocios que se hacen en Colombia, que hasta un sujeto como este que les escribe se atreve a decir que nos "han dado en la cabeza" con las firmas de esos comprometedores documentos, especialmente este último que ya parece que se firmó con los coreanos. Solamente haga la lista de lo que podemos vender y la lista de lo que tenemos que comprar.
Exportamos carbón, bananos, flores, níquel, coltán, y seguramente dos o tres caballitos de Ráquira. Porque de alimentos, pocón, pues todos sabemos que importamos trigo, maíz, papas y carnes, unas de Argentina, y ahora seguramente las viejas gallinas jubiladas en Estado Unidos, esas que ya tienen que recostarse en un muro para poder cacarear...y después morir. Y ese canto no es precisamente el llanto del cisne sino el de la gallina.
Pero la cosa va en serio, porque se perderán millares de puestos de trabajo para los compatriotas que van a terminar en la lista de los desplazados o acondicionando un cajón para vender chucherías en la calle. Corea, trayendo autos, motos, repuestos; en fin, todo lo que no hacemos aquí y que consumimos por montones. Pero como siempre hay contradictores y optimistas, nos dirán: no sea apocalíptico, que ya hemos hecho exportaciones a Corea, ¿no se acuerda que Mao Molina está haciendo goles en Seúl hace como tres años?
PAUSA. Por ahí escuché esta ingeniosa barbaridad para referirse a un sujeto de esos que tenemos tantos en Colombia: "llévatelo, Señor, antes de que te lo envíen".
AGUA. Ahora debemos utilizar mucho aquella antigua frase que dice: agua va, porque se ha tenido que modificar gracias, me faltaron las comillas en gracias, a las increíbles propiedades descubiertas al origen de casi todas las cosas, menos de la bandeja paisa que se hace en un ciento por ciento a base de manteca. El último invento es un reloj que funciona con agua y solamente hay que llenar el tanque cada seis meses.
De ahí que las noticias sobre el hidrógeno para mover automóviles, aviones, trenes, y todo lo demás, no es ningún invento para el siglo que viene. Esto del agua no es agua va, como les dije al principio, sino agua viene y que viene más rápido de lo que imaginamos. Y es de tal velocidad lo de la tecnología, que cuando se habla de autos que funcionan con energía eléctrica, cualquier muchachito de diez años nos puede decir sin lugar a equivocarse: este cucho sí está atrás de noticias, ya ese es cuento viejo. ¿No te das cuenta, cucho, que estamos en la era H2o.
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