A todo señor todo honor, y honores le sobraron ayer al asesinado gerente de Tax Coopebombas, Jorge León Montoya Negrete, cuyo cortejo fúnebre hacia el cementerio Campos de Paz, donde se realizaron sus exequias, fue acompañado por una caravana de cerca de 150 taxis.
El desfile partió de la sede de la empresa, en la calle 59 con carrera 51D, Centro de Medellín, cruzó por la misma calle donde fue ultimado a balazos el martes en la noche y recorrió varias avenidas hasta llegar al camposanto.
Allí, en la sala 6 de Campos de Paz, lo esperaban cerca de un centenar de personas y unos 30 ramos de flores. En ellos, los que lo quisieron le expresaron el sentimiento de pesar por la partida del que fue, según los testimonios, un excelente jefe y un padre que solo dio buenos ejemplos y consejos.
Su secretaria por 16 años, María Eugenia Santamaría, lo destacó como un ejemplo de rectitud y ponderación.
"Era una persona con la que uno podía contar para remediar sus necesidades. Cuando podía, hacía todo lo posible por ayudarle a uno", dijo María Eugenia y añadió que lo recordará por su visión futurista y por "ese coraje que no lo dejaba rendirse nunca en las dificultades".
El crimen de este empresario y amante de los caballos se perpetró a las 7:00 de la noche, dos cuadras abajo de su empresa. Jorge León fue atacado a tiros por un sicario que se movilizaba a pie y que huyó después de dejarlo moribundo en la camioneta de su propiedad.
Iba con su hija, de 8 meses y medio de embarazo, que incluso fue herida en un brazo sin mayor gravedad. Viéndolos heridos, un ciudadano tomó el volante de la camioneta y los llevó al hospital, pero Jorge llegó sin vida.
Su muerte estremeció al gremio de los taxistas, especialmente a los de Coopebombas, que no ahorraron elogios en la despedida final.
De 4 taxis a 6.000
Su hijo Diego, un poco sereno pero con toda la nostalgia reflejada en sus ojos, lo destacó como un padre ejemplar, que siempre les enseñó a sus seis hijos el valor de la honestidad y la humildad.
"Siempre estuvo pendiente de nosotros, aunque se había separado de mi mamá. Su mayor orgullo era ser honesto", comentó Diego y atribuyó el crimen tal vez a un lío judicial que tiene su hermano Jorge, sobre quien pesa una condena de 27 años de prisión y que se haya prófugo de la justicia.
La Policía, en cambio, no ha dado una declaración sobre los posibles móviles y autores del asesinato. Dice que se investiga el caso.
Pero mientras pedían que se aclare todo y se haga justicia, los empleados y taxistas lamentaban lo ocurrido a su jefe y amigo.
"Yo llegué hace 25 años a Coopebombas y de él siempre tuve apoyo. Con el trabajo en esta empresa les di estudio a tres hijos", comentó Carlos Mejía en la sala 6.
Un gran amigo de Jorge fue el cantante ecuatoriano radicado en Medellín Florencio Zambrano, quien expresó su tristeza cantando la que, dijo, fue su canción preferida: El Indio.
"Indio soy y no me compadezcas, estas son monedas que no valen nada... déjame en la cuna, vivir a mis anchas, trepar por los cerros detrás mi quenaaaa...".
Según expresó, "en todo concierto que él iba me la pedía y se la cantaba con gusto".
La caravana amarilla esta vez fue fúnebre, marchó triste por don Jorge, el que fundó una empresa con 4 taxis y la dejó con más de 6.000, como una de las más grande de Medellín, sin duda alguna.
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